Ha vuelto a pasar. No sé dónde estoy. La oscuridad es total. Noto olor a humedad, a cripta. El neurólogo opina que es fruto del estrés y del ACV sufrido hace años. Tierra. Noto su olor. "¿Donde estoy?. Salí a cenar con un par de amigos. Quedamos en La Mucca. Una cena perfecta, pero... No sé qué ha sucedido. “Sueños lúcidos “. “Parasomnias “. “Parálisis del sueño “... Todo eso y más pone neurología. Pero oigo gotear un líquido a lo lejos. Algo bate las alas en esa negrura que lo envuelve todo. Y noto el frío. Esto ya no puede ser mi mente. “Todo está en su mente”. Ya no sé si está dentro o fuera de ella. Pastillas y más pastillas para solucionar mis “viajes”. Creo que estaba soñando con algo que vi en un documental. Era sobre la isla maldita de Venecia. Poveglia. Siempre termino diciéndome que no puedo ver estas cosas. Después entran en mis sueños. Pero lo vi antes de cenar. Sentí como si conociera el lugar. Tan familiar. Viendo las terribles imágenes de desolación aún fui capaz de imaginar una vida anterior próspera allí. Noto frío. Y es que ya estamos casi en invierno. Debería de añadir una manta a la ropa de la cama. Espera. ¿Dónde está mi cama?. Estoy en un suelo de piedra. Estas pesadillas van a terminar conmigo. Mañana llamo al especialista. Tiene razón. Todo está en mi mente enferma. Hasta este olor a bosque después de la lluvia y ese sonido de alas. Mejor voy a la cocina y tomo un vaso de leche caliente a ver si me relajo y retomo el sueño.
Traté de ponerme en pie. Pero el terreno de casa no era firme. Estaba descalza y notaba el frío y la humedad viscosa en los pies. Algo sucedía en mi casa y caminaba sobre algo que parecía un amasijo de no sé lo qué. A mi paso, era como si pequeños seres vivos corrieran o reptaran. El terror que sentía no me dejaba pensar con claridad. Tenía cerillas en el bolsillo del pantalón. Encendí una. Alumbré mis pies descalzos, y los vi cubiertos de barro. Como si hubiera caminado horas descalza a la intemperie, en una zona boscosa. Los fósforos se me consumían rápidamente. Encendí otros dos. Intenté alumbrar la estancia. Horrorizada, pude darme cuenta de que estaba en Poveglia.