Ahora comparto piso con Clara. Yo termino la carrera y ella estudia medicina. Se va a la biblioteca muy pronto y yo siempre me quedo sola en casa. Pongo la música alta y me paso el día en pijama. Por las noches enciendo la tele. Veo programas que arreglan casas o capítulos repetidos de mis series favoritas. Siempre me voy muy tarde a la cama.
Pero casi nunca consigo dormirme.
Pienso en mis posibles desgracias: que mi novio me deja, que me quedo sin amigas o que mi madre se muere. Me levanto en mitad de la noche y me enciendo cigarrillos. Después voy a la cocina, al frigorífico, y cojo paquetes de salchichas. Me las llevo a mi cuarto y me las como crudas debajo de las sábanas frías, a oscuras.
Después del insomnio aparecen las pesadillas.
Sueño que alguien entra en el piso, que se cuela en mi cuarto y se me tumba encima. Luego me despierto gritando, arañándome la cara. Se me corta la respiración y agonizo en el suelo, sudorosa y desnuda. Clara llama a mi puerta, preocupada. Yo nunca digo nada.
Durante el día no consigo concentrarme. Planeo desastres de manera inconsciente. Un avión estrellado contra mi casa. Un grupo de hombres violando a mi madre. Mi padre víctima de una película snuff. Un cáncer en la lengua. Lombrices en mi barriga.
Me duele mucho el pecho. Me toco el cuello y noto mi ritmo cardíaco. Mi corazón estalla. Me atiborro de queso en lonchas y después lo vomito todo. Tengo ardores de estómago y agujetas en las tripas.
Miro frenéticamente el móvil. Los mensajes y comentarios de mis amigas. Conspiran contra mí. Estoy completamente segura.
No quiero salir de casa. Fuera de aquí la gente me odia. Están todos en mi contra.
Una noche, mientras me muerdo las uñas, alguien golpea la puerta del piso. Es tarde y llueve mucho. Me levanto de la cama. ¿Quién será a estas horas? Quieren robarme, violarme y asesinarme. En mi propia casa. Necesito esconderme. Cierro con llave mi habitación y me deslizo dentro del armario. En la mesilla, mi móvil empieza a sonar. Una vez tras otra. Me quedo allí temblando hasta que se queda sin batería. Siento una fuerte presión en la vejiga. He tenido que mearme encima. Han pasado las horas. Escudriño luz de día entre las aberturas de mi armario y solo entonces sé que la pesadilla termina.
He desconectado el portero automático. He apagado mi móvil para siempre y bajo todas las persianas.
¿Por qué Clara no está en casa?
Me alimento con melva y ventresca de atún en lata. Utilizo cubiertos de plástico; con los normales puedo cortarme y desangrarme. Distingo la noche y el día por la hora del reloj de mi cocina. A veces escucho golpes en la puerta y voces en el patio de luces. Entonces me meto en mi cuarto, dentro de mi armario.
Aquí nadie podrá hacerte daño, me digo. Aquí dentro estás segura.