TERROR LIQUIDO.
Fue un encuentro de novela. Mi amor de muchos años me dejo hace unos meses y he estado metida en casa, Marta hoy me ha dicho que pasara, a recogerme, ha colgado antes de que tuviese tiempo de contestar.
Al fin un rayo de esperanza se comienza a instalar en mi alma, ni yo lo entiendo, pero me arreglo a conciencia, incluso me pongo la mejor de mis minifaldas.
Río con Marta cuando me compra un monstruoso cubo de palomitas, nos sentamos y las luces se apagan, la película es interesante y no tardo en quedar integrada en su trama, solo me interrumpe un chico que se sienta a nuestro lado, me vuelvo a dejar llevar por la cinta.
Me olvido de todo, una escena me coge por sorpresa, lanzo un grito a la vez que mi amiga, entonces el chico que hay junto a mi me aprieta con su mano mi rodilla, me enfado y estoy a punto de protestar cuando le miro a la cara, es muy guapo, totalmente vestido de negro, pero muy elegante, me sonríe y entre su bonita sonrisa y el escalofrió que me recorre todo el cuerpo desde mi rodilla, me desarma; no sé por qué pero yo también le sonrió, la maniobra no pasa desapercibida para Marta que me guiña un ojo con picardía, ya la película pasa a segundo plano porque no me puedo concentrar, algo a tocado mis resortes más profundos.
Yo misma me río de la tontería que estoy pensando, cuando por fin se encienden las luces mi amiga Marta se disculpa, quedo sola saliendo junto al elegante chico.
-Me llamo Ramón.
-Yo soy Prado
Vamos a cenar, sin pensarlo le invito a casa a tomar una copa.
Todo paso despacio, pero el deseo impone sus normas, nos desnudamos con la premura que impone el ardor.
Entonces pasó. Estaba tendida en la cama y cuando Ramón me cubrió con su cuerpo, vi con horror que se disolvía sobre mí, quise levantarme y huir, Quise gritar, pero estaba paralizada, además veía con terror como Ramón ya solo era una masa amorfa parecida a la gelatina, para mi desgracia se introducía por mi vagina sin que yo pudiese hacer nada, una fuerte excitación se adueñó de mí, un intenso y largo orgasmo me hizo estremecer. Perdí el conocimiento y cuando desperté, el sol entraba por la ventana, estaba sola, ni rastro ni de Ramón ni de su ropa.
Desde ese día me pasa, veo como un destello de luz y paso a un mundo liquido donde todo se introduce en todo, yo misma me disuelvo con esa amalgama que me habla y me incluye. Después vuelvo a esta realidad, pero poco a poco añoro la nueva donde me asomo, todo es placer y un orgasmo continuo del fundirse hasta con el alma. Cada vez quiero quedarme más, creo que terminara siendo así, Quizás me lleve a Marta conmigo, ansió disolverme en ella también, en un viaje sin retorno.