1.
-Cuando termines de lavar la ropa blanca en el lavadero, la cuelgas fuera -me dice, cansina, mi tía Concepción desde abajo.
2.
Hoy he llevado seis muestras de piedra aplacada 60x40x2 para las obras.
El cliente es alto y calvo. La casa que tienen es bastante nueva y está bastante bien.
Ella tiene el pelo muy bonito, de color castaño claro. Es buena persona, se nota. Sin hijos.
El gato que tienen es un magnífico ejemplar de raza Nebelung, con un pelo precioso, largo y gris.
3.
Él hace de político y me ha dicho unas palabras que me han molestado mucho. Es un cafre.
Todo ha sido conciso y muy rápido.
Nadie me ha visto y no he hecho nada de ruido.
La policía sólo podrá tener la pista del presupuesto que envié por e-mail. Nada más.
Y 4.
Ahora lavaré bien la piedra amarilla y la dejaré fuera, con la ropa grisácea del trabajo.
Después bajaré a cenar tranquilamente con mis padres y mi tía.
Y, monótonamente (igual que en un larguísimo ritual maya de adoración de estrellas negras), me volverán a preguntar por qué, a mi edad, todavía no tengo novia.