Sara se encontraba en la cocina, se disponía a pulverizar la tapicería del sofá con
repelente para perros, cuando sintió que su cuerpo perdía el equilibrio, pero no era
sólo su cuerpo, el suelo también se movía, y tras el suelo la lámpara, tras la lámpara,
los cuadros, tras los cuadros los adornos , tras los adornos los muebles y tras los
muebles todo lo que había a su alrededor, y de pronto, llegó el silencio y tras el silencio
la oscuridad.
Sara intentaba abrir los ojos, no podía, las legañas se lo impedían, pero no eran
legañas, era polvo, el cabello era polvo, su cara era polvo, sus manos eran polvo, todo
su ser era polvo, esa sustancia sucia y seca era su cuerpo, polvo. No recordaba que
había pasado, ni por què se encontraba en ese lugar, ¿dónde estaba? ¿por qué reinaba
la oscuridad?, sus ojos se fueron haciendo poco a poco a la noche, y a su mente
vinieron imágenes del baile diabólico de su casa, entonces, empezó a comprender,
todo había caído, todo había formado un perfecto rompecabezas, si una pieza se
movía, todo se vendría abajo, y ella sería el parapeto de todo. Entonces lo sintió, si
sintió más polvo, que caía en su cara, sintió que el baile comenzaba de nuevo, pero
esta vez el baile venía acompañado de voces de personas, de ladridos de perros, al
principio eran susurros, pero cada vez estaban más cerca, cada vez los escuchaba
mejor, eran su salvación , los ladridos estaban ya encima de su cabeza, quiso gritar
,¡sí!, gritar y gritar , decir que se encontraba allí, pero su boca no le respondía, el
maldito polvo otra vez, lo intentaba una y mil veces, pero ningún sonido salía de su
garganta, su mente pedía auxilio, pero su boca, su boca de polvo seguía sin obedecer.
No tenía que inquietarse, su salvación estaba a dos metros por encima de su cabeza, o
quizás más cerca, la olerían, encontrarían su rastro. Pero ¿Qué sucedía?, apenas los
escuchaba, los ladridos se convirtieron en susurros, se alejaban, y el silencio se
apoderó de todo. ¿Dónde iban? no comprendía nada ¿porque se marchaban?, empezó
a sentir su cuerpo mojado, su ropa húmeda, y un olor familiar empezó a inundar sus
fosas nasales, no sabía de donde provenía ese olor pero le era tan familiar, aunque a
su cabeza le era imposible reconocerlo, y entonces sucedió, sintió algo frio y metálico
en sus manos, algo que no había soltado en el momento del baile, algo que se había
fusionado a su cuerpo, por un segundo pudo ver la etiqueta que decía REPELENTE
PARA PERROS.