- Piiiii...
Un pitido retumba en mis oídos... poco a poco empiezo a ver luz... pero por más que abro y
cierro los ojos no consigo enfocar nada. Hace frio, mucho frio.
Dios mío... ¡que dolor de cabeza! – me acerco la mano derecha a la frente, me toco algo
mojado y me miro la mano... después de abrir y cerrar los ojos varias veces empiezo a ver con
algo de claridad... ¿SANGRE? ¿Cómo he llegado aquí? Estoy en mi coche. He debido tener un
accidente pero, ¿Cómo? No recuerdo a donde iba... ni que ha pasado.
Consigo salir de coche. Aparentemente estoy bien, dolorida, pero bien. Busco mi bolso y
encuentro mi móvil. Roto... ¿Qué más puede pasar?
Muy bien Alicia... mira a tu alrededor... ¿Dónde estás? No he visto este camino en mi vida...
A lo lejos aparece un coche, le hago señas y al final se detiene.
- ¡Gracias a Dios! ¿Puede ayudarme?
Un hombre joven se baja del coche pero ni siquiera me mira, se dirige hacia mi coche tumbado
en la cuneta y saca su teléfono móvil
- ¿Si? ¿Policía? Acabo de encontrar un coche volcado en el km 73 de la N-623 en el
puerto de Carrales. Sale humo del capó por lo que ha tenido que ser reciente pero no
veo a nadie en el interior.
¡Oye! ¿Cómo que no ves a nadie? ¿Puerto de Carrales? ¡ESTOY AQUÍ! Esto no me gusta, no me
oye, no me mira... Y ¡DONDE ESTOY! Me tiemblan las piernas, no veo... otra vez... PIIIII...
Despierto en mi cama, sudando y con el corazón acelerado. Ya no oigo ese pitido pero tengo
esa sensación de frio en mi cuerpo y la cabeza atontada. Un mal sueño... eso ha sido. Pero
nunca he tenido una pesadilla tan intensa como esta.
Quizá se deba a mi mala racha. Desde que Edu y yo nos separamos no he vuelto a ser la
misma. No como, no duermo, no vivo... miro el reloj. Las 3:13. Se acabó, hoy tengo que
descansar, solo me faltaría que me echaran del trabajo; ya me lo advirtió Gabriel – O espabilas,
¡o vas a la calle Alicia!
Bajo a la cocina en busca de mi pastilla para dormir, por lo menos así descansaré algo. Doy al
interruptor pero la luz no se enciende. Es una noche tranquila sin tormenta ni aire, que raro
que no haya luz...
- ¡¡Pi pi pii..!!
Apago el despertador. ¡Qué dolor de cabeza! Y ¡que frio! Quizá el apagón de anoche dejó la
caldera parada. Salgo a la caseta del jardín para poder encenderla de nuevo. Veo un coche de
policía parado frente a mi casa.
- Buenos días, ¿sucede algo? – Oigo a mi vecina Gloria preguntar al otro lado de la valla.
- Buenos días, ¿Este es el domicilio de Alicia Serrano? – Preguntan los agentes
señalando mi casa
- Si, así es. No debe de estar, no está su coche en la puerta. ¿Le ocurre algo?
- Lamentamos informarla que anoche falleció en un accidente de tráfico.