Amadrigado en el rincón de las curianas, noto hiriente un barritar (¿o es un bramido?); ojalá pudiese abrir los párpados o aullar con la garganta: están cosidos. Un rumor extraigo de lo oscuro: ¿la clara flor abrirse?,¿el eléctrico mezcal de mis dendritas? Tal vez, el susurrante fragor de las crisálidas horadando atroces sus capullos: No. No son ciervos, ni elefantes, ni el cobalto rabioso del peyote: Es la Primavera y yo estoy muerto.