El anciano oteo el aire, fuerte olor de azufre...queria saber si aquello fue sueño o realidad, sentia los ojos desorbitados...entro a la pieza, fosforecia; no supo mas de el..agarrotado, helado sin poder cerrar sus ojos que solo miraban un todo horrendo, aquello parecia estar sentado o elevado sobre sus pies, su corazòn se oìa tembloroso tan tan tan las manos como garras aferradas a la cama. La bestia chasqueaba...los agudos dientes y lengua bifurcada enrollando algo, chorreaba babas con sangre saboreando con deleite aaahah ah algo o alguien?...destrozando a mordiscos.
Su pelo rojo sangre, enormes ojos brotados un deforme cuerpo goteaba flujo viscoso fetido, su peso romperia la cama...se darìa cuenta de mi. Los brazos huesudos manos y dedos gruesos, largos rasgaban piel y carne con arañazos repetidos soltaba bocados, engullìa mùsculos de huesos ya visibles que traqueteaban y quebraba...el sudor brotaba de mì...sobre un colgajo de narìz en un hueco sin ojo o restos de el. Ciego? Movìanse gusanos ahì que lo devoraban a èl. De pronto se leevntò de un salto quedando erguido sobre una cola espinada de pùas, le aferrò al piso. Ya terminaba su presa.
Debì estar muerto o invisible...el monstruo paso a paso...saliò. Yo. quedè...Era un sueño no mas, una horrible pesadilla; no quise despertar a mi hija que dormìa plàcidamente, dormìa abrazada a mi nieto me lo decìa su respiraciòn, yo, con mis sentidos aguzados aùn la escuchaba desde el primer piso como tambièn oìa unos pasos pesados que hacìan crujir la escala e imaginaba. Sì, si imaginaba aun sus patas redondas con tres dedos de uñas puntiagudas...bajaba.Oìa tambièn los ladridos de mi perro Rocko, hasta que momentàneamente, callò.
Todo era oscuridad...mi cuerpo tieso, agarrotado no podìa moverse. Pensè, serìan las dos, mejor, tres de la mañana, la negrura de la noche desaparecìa lentamente y mi mente recuperarìa lucidez, poco a poco los signos de la pesadilla fueron desapareciendo. Llegò el amanecer, tratè de moverme para levantarme a sacar a rocko al parque en compañìa de mi nieto...m cuerpo estarìa un poco entumido, me preguntè.
Me sentì luego liviano, tan liviano que volè, en la puerta ensangrentada encontrè a Nery mi hija resplandecìa en su belleza blanca luminosa, mi nieto brillaba, al tomarnos de las manos sonriò, èramos àngeles de paz.
Volamos los tres juntos a la eternidad en aquella noche de terror cuajada de estrellas.