7:00 AM
Otra vez esa maldita canción que sale de la casa de al lado, y esos golpes en la pared. Se clavan en mi cabeza. Me levanté de la cama y me preparé un café. Dentro era imposible estar, por el calor y el ruido, a si que, salí fuera.
Sentada en uno de los bancos del porche, eché la vista entre los setos por si veía a Otto. Desde ayer no lo veía. Un gatito negro, que solía desayunar conmigo y me hacía compañía durante mis labores de jardinería.
Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, se me cayó la taza al suelo y derramé todo el líquido. Estaba algo mareada, me tumbé y me quedé dormida. Al despertar, miré el reloj y habían pasado dos horas. Seguía un poco atontada. Me incorporé para recoger y limpiar. Aparté la mesa y no vi nada. Era como si hubieran limpiado a conciencia, nada…
09:00 AM
Imaginé que podría ser mi vecino, algunas veces me había ayudado con la casa. Me acerqué y llamé un par de veces. La puerta estaba entre abierta, pasé y grité su nombre. A pesar de que era de día estaba todo oscuro, las persianas estaban bajadas. La madera crujía con mis pasos, olía mal y los golpes seguían escuchándose con la misma intensidad que esta mañana. Venían del sótano.
La música ya no sonaba…
09:30 AM
Salí corriendo de allí, me entró pánico.
Jadeando, llegué a la cocina y bebí de la botella de agua que había en la nevera. Cuando la terminé, la tiré a la basura. Al hacerlo, vi todos los trozos de mi taza en el fondo de la bolsa. Mi corazón aún latía con fuerza y al ver eso se paró de golpe. Era desconcertante.
10:00 AM
Me entró un ataque de risa, tan fuerte que retumbaba la casa entera, mientras escuchaba nuevamente esa canción. Era Claro de luna de Beethoven.
El microondas se puso solo en funcionamiento, fui corriendo a ver qué pasaba. Lo abrí y dentro estaba Otto. La sangre rebosaba por todos lados, su cuerpo estaba abierto en canal, de arriba abajo, le faltaban los ojos, era una escena grotesca.
Respiré profundamente y limpié todo. Mientras lloraba, me decía, Marian silencio.
12:00 AM
Sonó el timbre y fui a ver quién era. Era la policía, habían denunciado la desaparición de John, mi vecino. Habían estado inspeccionando la zona y su casa. Lo habían encontrado colgado del techo del sótano. Me interrogaron. Y todo quedó zanjado, dijeron que había sido un suicidio…
Al irse, uno de ellos me preguntó: - ¿Va a necesitar ayuda?
- No, nosotros estamos bien…
AL MES
Estaba inmóvil mirando por la ventana, me veía reflejada en el cristal. A su vez, veía a los nuevos vecinos como hacían la mudanza. Apoyé el dedo en el cristal y dibujé una cara sonriente.
La melodía volvió a sonar.
Cuando me di cuenta, tenía todas las manos manchadas de sangre…