Los gritos provenientes del escenario le dan a Jimena el pie de
entrada, pero se queda paralizada.
─Vamos, es tu turno! ─la apremia Erick, el director.
─¡Lo están matando de verdad! ─exclama ella─. ¡Escucha sus
alaridos!
─¡No digas tonterías! Ya sabes que es un excelente actor.
¡Ponte a su altura y entra en escena!
Ella sigue titubeando, Erick abre la puerta y la empuja.
El asesino huye por la ventana, Jimena encuentra al actor
apuñalado en la cama. Al ponerle las manos en el pecho, se le
empapan de sangre verdadera y lanza un grito escalofriante.
Tras bambalinas, el director dice para sus adentros:
─¡Vaya! Muy bien, mucho mejor que en los ensayos.
De pronto, la actriz descubre que ha aparecido la cuarta pared.
Ya no hay público, ¡está sola en una habitación con un muerto! Esta
vez su grito es mucho más dramático.
Erick refunfuña en voz baja:
─¡No, maldición! ¡Está sobreactuando!
Jimena corre a la puerta, la abre y se aterroriza al notar que ha
salido al pasillo de una mansión.
─¡Madame Leclerc! ─la llama una doncella que llega
apresuradamente─. ¡Tenemos que huir! ¡Están linchando a los
hugonotes! ¡Ya entraron varios católicos a la residencia!
Ella se desconcierta: esa joven le ha hablado en francés, una
lengua que no conoce y, sin embargo, la comprende perfectamente.
La criada no le permite vacilar, la toma de la mano y la saca a la
calle por la puerta de servicio. Es seguro que la salvará, pues su
cuerpo no fue hallado entre las víctimas de la Noche de San
Bartolomé. Pero en el callejón que da a la parte trasera de la casa,
una horda encolerizada las amenaza y les lanza mueras.
Jimena se desmaya, los espectadores quedan arrobados con su
interpretación y lanzan bravos y vivas. La actriz que hace el papel de
doncella la despierta, mientras el telón se cierra.
Ella se incorpora, el telón vuelve a abrirse, el público se pone de
pie y aplaude efusivamente. El actor se levanta de la cama y camina
hacia el proscenio para agradecer las ovaciones; tiene el pijama
manchado de pintura roja. Jimena ve sus manos, las huele, las chupa
y reconoce el olor y el sabor de la sangre.Todo el cuerpo se le
estremece.
El director también sale al escenario, la felicita y le expresa su
admiración, pero ella no habla español.