El Recolector sonrió ajustándose los lentes mientras guiaba al chico hasta la mesa. Lo ayudó a subirse y la madera áspera erizó su cuerpo desnudo. Junto a ellos había una fuente de palta con semillas de granada. El olor de la fruta le inquietó.
—Tranquilo —susurró El Recolector con un hilo de voz.
La Ofrenda dejó correr una lágrima y él la atrapó antes de que cayera de su mejilla.
—No llores, seré rápido.
El chico asintió y cerró los ojos mientras le colocaban un antifaz negro.
No sabía cómo llegó aquel lugar. Solo recordaba una conversación que no le decía nada: «¿Estaré bien?». «Un poco de granatum no te matará. Es solo jugo de granada fermentado con opio». «Nunca he probado eso». «Te gustará muchacho. Después… seré rápido». «¿Rápido?» ...
Escuchó correr una mesa instrumentaría y el sonido lo devolvió a la realidad.
—¡Quiero ver! —gritó.
—¿Estás seguro?
La Ofrenda asintió para que retiraran el antifaz.
Seis personas lo rodeaban con máscaras blancas que dejaban ver solo sus bocas que no paraban de reír.
—¡¿Quiénes son ellos?! ¡¿Cómo entraron?! ¡¿Qué hago aquí?! ¡¿Quién soy?! ¡¿QUÉ SOY?!... Déjame salir, déjame volver.
—¡Eres Ofrenda, muchacho! —aseveraron los enmascarados a coro.
El Recolector lo tomó por la barbilla.
—Seré rápido.
Escuchó como tomaban algo de la mesa instrumentaría. El ruido hizo que girara el cuello, pero unas manos fuertes y rápidas lo inmovilizaron. Las correas vinieron luego: atándole la cabeza, brazos, muñecas, cintura, muslos, tobillos…
—Seré rápido —indicó El Recolector con la sierra quirúrgica en mano.
Su cuero cabelludo dejó atrás el cráneo visible con un amasijo de nervios que escupían sangre y un líquido ambarino. Un cincel eléctrico trepanó el hueso. La masa gelatinosa se cortó con un escalpelo láser para cauterizar los vasos que sangraban.
Ya no podía gritar, pero aún estaba vivo y reía esperando que la saliva que se escurría por sus labios volviera a la garganta. La Ofrenda, entre espasmos de frío, pudo ver cómo los enmascarados se relamían al aderezar su carne con semillas de granada.