-Estoy bien mamá -musitó una voz dulce-. Aquí todo es muy tranquilo. La abuela siempre está pendiente de mí, me deja jugar con Toby ¿Te acuerdas de lo suave que era? A veces hace un poco de frio y se pone todo muy oscuro, pero ahora siento que soy feliz de verdad. Aunque parezca que ya no esté muchas noches vuelvo a casa para ver a Carlitos ¡Qué grande está! Me tumbo a su lado y le miro mientras duerme, creo que a veces puede sentirme. Tú también me sientes, lo sé. Veo cómo te dan esos escalofríos tan graciosos, te paras en medio del pasillo y te emocionas. Lo siento mucho mamá, pero no podía seguir soportando que en el cole se rieran de mí y se metieran con lo mal que me quedaba el uniforme… No olvides que te quiero y que siempre estaré con vosotros... ¡Ah! No olvidéis encender por las noches tres velas para que pueda llegar, es la única manera de que pueda volver con vosotros.
Los ojos de la médium pasaron del blanco a su estado normal.
-¿Y bien?-La voz de mi hija Sofía había dejado de salir por su boca y sin embargo yo no podía articular palabra.
- Esa no era mi hija-afirmé casi susurrando mientras el miedo recorría todo mi cuerpo.
- ¿Está segura?-Contestó aquella mujer rompiendo el silencio que reinaba en el sótano del restaurante en el que nos habíamos citado para la sesión.
-Sí-dije acercándome a ella como si le fuera a contar un secreto-. En el colegio de Sofía no llevaban uniforme. En la nota que nos dejó antes de abrirse las venas decía ‘’No encendáis nunca velas o vendrá también a por vosotros’’.
La médium con la cara helada susurró:
-Tiene usted razón, hay alguien aquí que no es su hija… y se está riendo con una risa salvaje…
-Dios mío, tengo que volver a casa.
-¿Siguen viviendo en ese lugar?
-Sí-contesté nerviosa mientras cogía el abrigo para salir corriendo de aquel sótano.
Mi móvil sonó de repente, ambas nos quedamos mirándolo…
-¿Si? -musité casi sin voz.
-¿Es usted María cruces, la tutora de Carlos López?
-Sí…
-Le llamamos del 112, se ha producido un incendio en su casa.
Una voz gutural y ronca salió lentamente de los labios de la médium en ese momento, mientras esta clavaba de forma agresiva su mirada en mí, con la cara completamente desfigurada:
-Te lo has perdido mamá, ya hemos soplado las velas de la tarta… ¡Feliz cumple Carlitos! Le ha gustado mucho su regalo...
Prácticamente ignoré esas palabras y me centré en contestar… ya nada importaba.
- Señora, ¿sigue ahí? ¿Puede confirmarnos si su hijo y su marido se encontraban dentro de la casa?
Aún sigo sin saber cómo con todo mi cuerpo paralizado conseguir dar una respuesta a esa pregunta….
-Sí, lo estaban-. Dejé caer mi móvil al suelo.