El fétido aliento de aquel ser inmundo impregna, con un hedor nauseabundo, toda la habitación. Sabía de su presencia sin verlo, tan solo por esa asquerosa pestilencia. A mis pies, junto a mí cama, estaba el cadáver de una mujer sobre un charco de sangre y un revoltijo de sesos. Era mi novia, con horribles mutilaciones en su rostro, desfigurada, no parecía ella y su visión no me dejaba ningún resquicio para el consuelo. En aquellos terribles instantes confundía la realidad con la peor de mis pesadillas. Pero sabía que a mí novia no la maté, todo fue un mal sueño motivado por la rabia de una traición tan sórdida por su parte, cuando ella, sin ningún atisbo de vergüenza, se folló a mi padre. A él sí que lo maté, pero lo hice de un disparo en el rostro, sin mayor ensaño. Pero a ella...no, no fui yo quien le desfiguró el rostro, fue ese ser horripilante, ignominioso, que habita en mi mente y que usurpa cada uno de mis sueños.
Nadie me creyó durante el juicio, pero además en el martillo que destrozó el rostro de mi novia estaban mis huellas dactilares, muy nítidas, ”decían los policías”, pero no la maté… ¡les juro que yo no la maté!
Ahora, dictada mi sentencia, encerrado en esta puta celda me toca convivir en perpetua condena con esa criatura maligna que corrompe mí mente.
Nota del Relator:
En la ciudad siguen cometiéndose atroces crímenes, con horrendas mutilaciones, que siguen las mismas pautas utilizadas por el asesino, convicto y encarcelado, de su padre y su novia.
La policía está desconcertada, están barajando la hipótesis de que se trate de un imitador.
Mientras tanto, el reo aun se empeña en afirmar desde su celda, al que le escucha, que el maligno morador de sus sueños, cada noche escapa de su mente y al amanecer, vuelve, le mira con unos ojos teñidos de sangre por tanta ira y se ríe de él. ¡Cómo se ríe!, con carcajadas estruendosas que producen escalofríos de terror. Los demoniacos chillidos que cada madrugada se oyen en la celda del recluso hacen pensar al director de la prisión que el convicto se está volviendo cada día más loco. Las autoridades penitenciarias se plantean internarlo en el ala siquiátrica de la prisión.