Todo el mundo me dice que estoy enfermo. Que esas pastillas que me ha recetado el doctor
Marcos me van a poner bueno. Pero es mentira. Yo no estoy malito. Me lo dice cada día mi
amigo Gabi. Gabi es un niño, como yo. Gabi es bajito, delgado y le faltan un par de dientes, que
según él se los ha llevado el ratoncito Pérez, pero desde que nos conocemos no le han salido los
de verdad.
Gabi y yo nos conocimos este verano pasado. Fue un día así de repente. Estaba yo durmiendo
en la cama y me despertó tocándome los pies. Cuando le vi quise gritar, pero él me pidió que no
lo hiciera, que quería ser mi amigo, ya que él nunca había tenido ninguno. Yo le pregunté que
dónde vivía, que no me sonaba haberle visto por el pueblo. Gabi me contó que se había ido de
casa, que su mamá le pegaba y su padre bebía mucho vino «¡Anda! Como los míos» Pensé yo.
Al principio, Gabi siempre aparecía a la misma hora, después de cenar, cuando todos estaban
durmiendo. Pero con el paso de los días Gabi y yo nos hicimos super amigos y le dije que se
viniera a bañarse al río con nosotros. Gabi y yo compartíamos muchas cosas. Le gustaba jugar a
la peonza, leer cómics y comer cereales. Mamá hace como que no existe, pero eso es porque no
le gusta su aspecto.
El verano se acabó y ya no iba a volver a verle. Por eso, cuando me dijo que, si yo quería, se
vendría conmigo a vivir a la ciudad, me puse muy contento. Le pregunté que dónde iba a dormir
y él me contestó que conmigo en el cuarto, que Mamá no se iba a enterar porque se sabía
esconder muy bien. Es verdad. Cada vez que entraba Mamá en el cuarto y nos pillaba jugando,
desaparecía y hasta que ella no se iba, no volvía.
A Gabi no le gustaba Mamá. Decía que me pegaba mucho y que no me quería. Gabi me dijo que,
si me volvía a pegar, él me iba a defender. Gabi me quiere de verdad. Nunca pide nada y siempre
me ayuda con todo.
Un día, Mamá me pegó muy fuerte y me salió un chichón en la cabeza. Gabi se puso a llorar y
me dijo que teníamos que pegar a Mamá también. Que estaba siendo mala. Aproveché que Papá
no estaba en casa y me colé en su cuarto. Mama dormía. Gabi me dio unas tijeras y me dijo que
tenía que pinchar a Mamá para hacerle un chichón también.
Cuando iba a pincharla, Mamá se despertó y se puso a gritar. Yo le pedí ayuda a Gabi, pero había
desaparecido. Mamá me llevó al médico. Marcos dice que Gabi no existe, pero es mentira. Ha
venido a verme al hospital a pedirme perdón. Yo le he perdonado, porque Gabi es mi amigo y
los amigos se perdonan.