La noche acaba de entrar en escena. En los alrededores de una granja de la apacible Haven el viento se congela. Los animales nocturnos quedan invisibles sin un sonido que los delate, mientras la luna parpadea débilmente, como teniendo malos sueños.
Junto al establo el tiempo se detiene, excepto por una sombra fugaz que cruza a unos metros y desaparece.
-¿Hay alguien ahí? (-Un roedor, no, suena más fuerte.) Se acerca a las cuadras. De las celdas del fondo capta un movimiento junto al suelo:
-¿Pero qué… El candil se acerca lento y tembloroso. Una pupila desorbitada refleja en ella la luz y la muerte que la devora: una sombra agazapada abraza con pasión la cabeza amputada de un caballo mientras roe con aparente placer la parte baja de la garganta del mismo.
Temblor, sudor, el labio de Frank cecea silencioso escapando a todo control, al igual que la orina por la entrepierna, que aflora cálidamente por el pantalón. El candil se precipita al suelo y queda volcado, aunque sólo se ha agrietado.
Poco después Frank se encuentra frente al espejo del baño de casa. Abre el grifo del lavabo y se lava la cara varias veces con abundante agua. Sin cerrar el grifo alza la cabeza y se mira al espejo.
-¿Quién soy? (Las palabras salen de la propia boca de Frank y con su misma voz, pero no es él quien habla).
-Por favor… déjanos en paz. No…-pierde la voz.
- Dame una de tus hijas para mí y podréis salir de aquí…-Frank niega con la cabeza haciendo un esfuerzo y se señala a sí mismo-¡Tú no! Todavía no, una de tus hijas. (silencio). Entonces empezaré eligiendo yo…
-¡No!-Frank recupera la voz y la movilidad de su cuerpo y sale corriendo hacia el dormitorio de las niñas.. Frank abre la puerta y enciende la luz, las niñas parecen dormir tranquilas. Las despierta. A Mary:
-¡Ponte un abrigo y zapatillas, que nos vamos!
-¿Papá, qué…
-¡Hazme caso!
Coge a Karen de la cama. Ésta lloriquea, pero no hay tiempo que perder; coge sus zapatillas y su abrigo y se encaminan al dormitorio de Frank. Anne, su esposa está despierta por los ruidos:
-¿Qué ocurre Frank?
-¡Vístete, rápido, que nos vamos!
-¿Cariño, qué ocurre?
-Te lo explicaré en el coche, ¡vámonos!
Casi con lo puesto todos salen de la casa. Frank coge las llaves de la furgoneta familiar y de la otra por si acaso. Llegan al vehículo y se montan. Arrancan y salen de la granja.
Tres días después su furgoneta fue localizada en lo más profundo del bosque, volcada y llena de maleza. Los cuerpos de la mujer y la hija mayor estaban terriblemente mutilados. Por ningún lado se encontró el de la hija menor. En cuanto a Frank, el único indicio suyo fue un reguero de sangre que se internaba en el bosque y desaparecía poco después.