Dejé que el cuchillo se resbalará hasta sus entrañas mientras perdía su brillo plateado. Ví como la sangre resbalaba sobre el filo con su densa lentitud. Incliné la muñeca punzando aún más sobre mi objetivo. Observé impasible cómo se iba apagando su mirada, como perdía el color y la vida. Sonreí de medio lado y retire el cuchillo de golpe, aparté mi calzado para que no se manchara. El suelo se cubrió de sangre de un rojo chillón, casi podía notar el calor que emanaba. Sujeté unos instantes más su cuerpo y luego lo dejé caer sobre su propia vida chorreante. El golpe salpicó las paredes y parte de mi negro traje. Las baldosas del baño parecían un bello cuadro de dolor. Me agaché sobre mi propio reflejo ensangrentado y allí escribí mi nombre: Aranon
¡Despierta!, escuché una voz en mi cabeza retumbando. Al abrir los ojos ví que estaba en aquella bañera de líquido pegajoso. Retiré aquel pringue morado de mis ojos y saqué de mi boca las conexiones, las náuseas fueron inevitables. Respire unos segundos agitado. La máquina había funcionado, el asesino y yo éramos uno, o al menos lo fuimos mientras estuve sumergido. Todos sus pensamientos y sentimientos se habían transmitido con normalidad a mi cerebro. Aquel baño del asesinato me resultaba tan familiar….esos azulejos…¡Espera! era aquí, era esta casa, el asesino estaba en el baño de abajo. El hombre en mi visión era mi compañero y lo habían asesinado. Cogí mi placa de la mesilla y salí de un salto sobre la alfombra.
Al llegar a la escalera lo pude ver, esperándome. Con aquel sombrero de copa negro medio roído. La gabardina gris oscura le llegaba hasta el suelo y no dejaba ver sus piernas. Mostró aquellos dientes ennegrecidos y de su larga manga asomó la punta de un cuchillo de cocina gigantesco. Levantó el brazo y cortó la punta de los pelos de su enorme barba, demostrando el afilado de aquella herramienta mortal. Comenzó a subir los peldaños lentamente mientras rasgaba la pared, creando una línea recta directa hacia mi. Intenté desenfundar el arma pero aquel extraño hombre se abalanzó sobre mí en un instante. Me levantó en el aire usando solo una mano. Fuí cerrando los ojos , ya apenas me quedaba oxígeno. Me golpeó contra la pared varias veces. Aquella mole me dejó en el suelo tirado como un trapo, mientras me desvanecía pude verlo llegar a la habitación de la máquina. ¡Que horror! ¿Que horribles cosas podría hacer entrando en la mente de otros? Cerré los ojos. Habíamos cometido un gran error, el kaos estaba a punto de comenzar.