Cariño, cierras Tú ¿vale?!, voy con prisa para recoger a mis niños. ¡A la orden, Jefe!
Ser la nueva adquisición, aunque lleves tres años en La Mucca no daba derecho a
quejarse ni a plantear siquiera al jefe en cuanto a cuadrante se trate, pero me venía
bien y facilitaba la tarea el quedarme sola para el cierre y preparar la cocina para el día
siguiente...Y me daba tiempo para preparar mi tarea, como los domingos cuando
cerrábamos antes.
Al cierre de la puerta metálica de la Mucca me despedí del friegaplatos en la esquina
de la calle a la primera oportunidad...ya desde la ventana se podía ver como se
transformaba en un frio y árido desierto de ladrillo lo que hasta hace unos minutos era
una céntrica calle más de la capital ,llena de gente loca, insaciable y consumista.
Por fin sola, podría realizar mi tarea con tranquilidad...normalmente voy al otro
extremo de la ciudad, cojo el último metro de la noche y si me demoro un poco, llamo
a un taxi para volver a casa. Caminaba hacia el metro pensativa, cuando pase por
aquella calle sombría que había visto anteriormente. Sentí un filo frío de acero en la
parte derecha del cuello...¡¡Ni una palabra princesa!!.
Pude atisbar una sombra de un hombre grande corpulento y con aliento a lo que
podría ser una mezcla de vómito, mierda y whiskey de mala calidad...
-Oiga ,¡No!-.
-¡¡Calla zorra o te mato aquí mismo¡¡-
Pude darme la vuelta y conseguí ver a ese hombre que me sacaba dos cuartas de
altura. Parecía un jabalí cuando agarra a su presa ,con la cara desencajada, pelos por
todas partes y mirada hambrienta con una mezcla de odio y deseo a la vez...
Me preocupaba que no pasara nadie por tan concurrida zona a estas horas pero
parecía que el destino me cambiase hoy la rutina. El filo de la navaja se clavaba con
más presión en la garganta ,mientras él musitaba cuanta porquería iba a hacerme al
tiempo que bajaba mi falda y me toqueteaba la entrepierna...sabía que no quería
matarme...quería someterme, que fuera su muñeca y follarme como si no hubiera un
mañana...a través de sus ojos pude ver como él gozaba de su poder de macho, de
cómo tenía el control de la situación.
Me excitaba. De pronto sentí como se erizaban los vellos del cuerpo y noté como se
me encendía la mirada, pero no por lo que estaba a punto de acontecer ,sino de una
inesperada alegría...
De alegría, cuando pude ver como su cara desencajada cambiaba de la ira al
desconcierto, del deseo desenfrenado a la desorbitante sorpresa de que algo no iba
bien, algo había cambiado...Ya no era el cazador...Ya sentía como le hacía efecto el
fuerte anestésico que pude percutar cuando me dio la vuelta violentamente al
principio, como el aguijón de una avispa que pica cuando estas despistado en el
campo un día de verano...Y ese fue su despiste...y esa mi tarea.
Aunque era corpulento, conseguí arrastrarlo unos metros hacia adentro del callejón
para que el silencio y la luna llena ,fueran testigos de mi macabro juego .El jabalí
estaba semiinconsciente cuando escuché unas palabras llenas de desesperación, al
ver como sacaba algo brillante de mi chaqueta.
Estupefacto...- ¡Ayuda...Perdóname...lo siento...Ayuda¡.
Sentí un orgasmo, al verlo tan desdichado. Ese fue el momento en que el afilado
cuchillo que usan para cortar los lomos que servíamos como plato especial en La
Mucca hacía su verdadero trabajo ,empecé a clavar el cuchillo una y otra vez como
los dientes de una hiena hambrienta ...mientras repetía :Aquí lo tiene señor ...De
Lomo ibérico,¡¡El primero del año¡¡.