La luz del candil es como una marea que arrastra, circularmente, la oscuridad hacia las esquinas. Se revelan, a su alrededor, los pequeños detalles del refugio: Una mesa de madera, un mantel de pelícanos, un cuenco con frutas y una llama que se escapa del soplido de los labios cortados de una boca amurallada de arrugas, asilo de una dentadura postiza. También el cristal de la ventana, engalanada de migajas de lluvia. Ya van tres días seguidos de tormentas en la región. Al segundo soplido, se apaga la cerilla. Alfonsa tuvo nombre de vieja desde que nació. Quizás por eso, de alguna manera, siempre fue vieja. Pero desde la muerte del capitán, también se volvió arisca y solitaria. De hecho, había cogido sus pertenencias y se había marchado al bosque sin decir nada a nadie. Al mismo lugar donde empezó todo. Y no había salido de allí. Cuando se es la mujer de un marinero, la vida se pasa esperando. Estaba acostumbrada. Podía llover tanto como fuera necesario. Si algo sabía hacer, era esperar. Lo hizo durante cincuenta años. Y el capitán siempre volvió de la mar. Más tarde o más temprano, pero volvía. Y a cada regreso hacía sonar de la misma forma la llave contra la cerradura de la casa que compartían cerca del puerto. Y el abrazo, y ese terrible olor a pescado, y alguna que otra lágrima. Pero el capitán entró una vez al bosque, una sola vez, y nunca volvió. El bosque se lo había llevado e iba a pagar por ello. Alfonsa agarra el candil y lo acerca a los vértices de un papel de diario que sobresale entre los troncos y las ramas de la chimenea. No quiere gastar más cerillas de las necesarias. Empieza a crepitar la madera y poco a poco se alzan los picos de una hoguera. Alfonsa se sienta frente a ella. Observa como se consume, en las garras del fuego, lo que antes eran árboles y maleza. Y como brotan el rojo, el naranja, el amarillo y como el azul, en momentos, se cuela en la calidez los colores que emanan del incendio, danzando orgullosos, sobre la ceniza, el augurio de una venganza inminente. Cuando la lluvia cese, estará preparada.