Estoy rascando la pared del cuarto, intentando escapar.
Me duelen las manos.
(…)
Dex trabajaba de noche. Es mi padre, o eso dice. Traía niños por aquí y jugaban conmigo.
Hace poco hice un amigo, Danny. No se separaba de mí. Siempre sentadito a mi lado. Dex nunca le miraba. Hacía como que no le veía.
...
Sigo escarbando...
(...)
Mamá se llamaba Hanna y ella sí que lo veía. Hablaba con él cuando me hacía el dormido. Luego les escuchaba hablar de Danny. Ahora sé que iban a hacerle algo malo.
Se lo conté todo a Danny pero Dex me escuchó y se enfadó mucho; me pegó mucho, más que nunca… y después me encerró en el cuarto de los castigos. Desde dentro le escuché hablar con Danny -¡No le hagas daño Papá! – grité...
Cuando me sacaron del sótano ya no estaba.
(...)
¡Sigo rascando!
(...)
Un día Hanna entró en mi cuarto, me cubrió con una manta y me sacó en brazos, corriendo hacia la puerta. Dex parecía estar completamente dormido. Pero nos vigilaba.
Cuando Hanna intentó abrir la puerta de la casa, él apareció, estaba a nuestros pies, trepó a su espalda...
Hanna tapó mis ojos con la manta, no podía ver nada, pero sentí cómo nos despegábamos del suelo y chocábamos contra la pared.
(…)
No he vuelto a verla.
...Ojalá Mamá estuviera ahora aquí, conmigo, rascando la pared. Me sangran los dedos... noto como resbala el líquido caliente... salpica mis pies descalzos...
(…)
Dex dejó de traerme niños para jugar, pero yo seguía escuchándoles por la casa, al otro lado de la puerta. Me traía animales. Me encerraba con ellos y me hacían daño, muchas veces.
Él ya no me quiere como cuando estaba Hanna, ahora sé que ella le calmaba, le alimentaba. Pero ahora es viejo y ya no puede adentrarse en la ciudad como antes. Y tiene mucha hambre.
(...)
¡Un último esfuerzo!..¡tengo que salir!
(...)
Dex está muy cambiado, tampoco come. A veces abre la puerta de mi habitación y me mira fijamente.
Esta mañana está más nervioso y violento.
He empujado el armario contra la puerta.
Creo que va a entrar y que me va a hacer mucho daño.
(...)
Ya casi puedo salir, la pared cede y entra la luz...
Hay mucho ruido fuera. Alguien destroza la puerta de la casa mientras Dex chilla con voz de hombre malo.
Da golpes en mi puerta, destrozándola, rompe el armario que he puesto delante. Escucho voces de hombres y un ruido tremendo de sirenas, las cosas despedazarse y gente que grita...
Silencio.
...
Con medio cuerpo fuera de la casa, miro hacia la ciudad, oscura y desconocida. Tras de mí, la puerta se abre, derribando el armario.
Dex se asoma cubierto de sangre.
Deposita un trozo de carne palpitante en el suelo, que devoro apresuradamente sin dejar de mirarle.
Pronto seré yo el que cace.
Dex me necesita.
Es mi padre, o eso dice...