DEBAJO DE LA CAMA
Hay un monstruo encima de mi cama. Se ha quedado dormido a mi lado, como cuando vivía mi madre.
Le he dejado el pijama en sus brazos y me he metido debajo de la cama. Me acompañan los fantasmas
en los que creía de más pequeña, cuando llamar a papá era un alivio. Los fantasmas del pasado están
sorprendidos pero no han desaparecido del todo. Hoy me refugio en ellos. He tratado de no mirar la
pata de la cama donde encontré hace unas horas a mi madre atada. Mi padre me dijo que habían sido
unos ladrones. Pero finalmente me he aferrado a esa pata para acabar de esconderme. Él sigue
respirando profundamente. Podría huir por la ventana, pero los fantasmas de mis miedos invisibles y el
de mi madre me empujan a que hoy sea el último día para él o para mí. Me acomodo por si esta es
finalmente mi tumba.