¿Es realmente preferible el consumo de productos orgánicos, ecológicos o e proximidad? Nosotros pensamos que sí, pero, juzga tú mismo 🙂
Los alimentos orgánicos se producen siguiendo una serie de procedimientos concretos en los que se rechaza el uso de pesticidas, herbicidas o fertilizantes no naturales y sin semillas o plantas transgénicas.
Para que un alimento sea etiquetado como orgánico, debe cumplir una rigurosa normativa que permite su certificación como tal.
Aunque es habitual el uso de la denominación orgánico como sinónimo de ecológico o bio, existen sin embargo pequeños matices que diferencian un término de otro:
Los alimentos orgánicos se producen sin intervención de productos químicos como pesticidas o fertilizantes pero, además, deben haber sido plantados en suelos no contaminados y regados con aguas limpias y puras. Para que un producto orgánico sea además bio debe partir de semillas no manipuladas genéticamente.
Los alimentos ecológicos se cultivan como lo harían en la naturaleza, aprovechando las condiciones naturales del clima y el suelo. En el caso de la ganadería ecológica, se respeta la crianza al aire libre, en los que pueden alimentarse de pastos y cereales ecológicos y sin intervención de hormonas.
Los animales criados al aire libre que pueden disfrutar de esta dieta natural y pueden hacer ejercicio y moverse libremente tienen menos grasas saturadas y, por lo tanto, menos calorías y mayores niveles de Omega 3. Estas condiciones confieren a la carne, pescados y huevos mejor sabor y los hacen más saludables, además de responder por nuestra propia conciencia al deseo de una vida mejor y más justa para los animales. Los productos ecológicos y orgánicos responden en la mayoría de los casos a un criterio de sostenibilidad que entiende que el respeto al medio ambiente debe acompañar al bienestar de las personas y proporcionar su sustento.
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