SABORES DEL PANTANO. Xosé Carlos Calvo Ulloa
Cada dos o tres días, dependiendo del hambre que Bill y big Johnny pudieran tener esa semana, salía con su barca y su rifle del 22 para internarse en la oscuridad del pantano. Se deslizaba con sigilo sobre las espesas y oscuras aguas, en las que se podían ver los incandescentes ojos de los …