El Diablo. Esa mañana, al despertarse, se vio en el espejo del baño y tuvo un sobresalto que lo hizo retirarse de inmediato. No tenía duda; la imagen que vio reflejada era la cara del tipo que había enterrado la noche anterior, después de pegarle un tiro en la cabeza. Se trataba de un violador recurrente que había logrado burlar a la justicia. Pero lo que le hizo a su hija, no podía quedar impune. Todos le temían al difunto, pues corría la leyenda de que tenía un pacto satánico, de ahí que le apodaran “El diablo”, y que quién le hiciera daño, cambiaría su cuerpo por el de él. Miró sus manos y ya no eran las suyas, sino las de un asesino serial, un violador de niñas ... Fin. A BERUMEN