Lo perdieron todo en el incendio. Ahora la casa ha sido remodelada, pero esconde un secreto.
Los antiguos dueños se marcharon, sin despedirse. Don Julián y Doña Mercedes. Un matrimonio de pocas palabras.
Las personas suelen ser calladas durante la noche, al menos mostrar respeto por sus vecinos que podrían escucharles en caso de gritar o mover objetos, a ellos no les importaba que les escucháramos. Durante el tiempo que vivieron allí por varias ocasiones discutían fuertemente. Nos preocupábamos por Luca y Fer, los hijos de ellos . Luca era el más pequeño, un niño tímido, pálido de cabello negro que le rebasaba el cuello, tenía 6 años. Fer, era una niña rubia, de cabello rizado, alta. Era la mayor de 15 años.
Los veíamos muy poco, en varias ocasiones llegamos a jugar a escondidas. Su padre trabajaba hasta tarde y su madre se ausentaba minutos para ir al mercado, era allí cuando aprovechábamos. Eran buenos chicos, tímidos.
Un día me despertó un grito aterrador, era mi madre. Mi padre bajo rápidamente por las escaleras y salió a la calle. Yo no entendía lo que pasaba, tenía temperatura y sentía como si se tratase de un sueño. Mi madre me echó una cobija y nos asomábamos por la ventana. La casa de Luca y Fer estaba en llamas, los vecinos ayudaban a la familia. Mi madre me alejó de la ventana. Pero yo escuchaba a Doña Mercedes gritar desesperadamente el nombre de Luca. Ya no había fuego pero la casa quedó completamente negra. Se escuchaba aún bastante movimiento, incluso un llanto desgarrador.
Pasaron varios días y no había movimiento en la casa. Hasta que un día escuche un auto, llegó un hombre al lugar y otro más ya lo esperaba. Platicaron durante varios minutos, se despidieron de un apretón de manos y se fueron en distintas direcciones. Mi padre me había comentado que la casa había sido vendida. Pero ¿Y Luca y Fer? ¿Doña Mercedes y Don Julián? ¿Están vivos? ¿Qué pasó aquella noche? Tantas preguntas invadían mi cabeza. Así pasó el tiempo, mis padres solo decían que no sabían con exactitud, que estaban gravemente heridos pero no sabían más.
Pasaron dos años, y aquel día había salido tarde del instituto. Estaba por tomar mi bicicleta, vi a una mujer caminando. Llevaba una mochila, justo cuando paso frente a mi me di cuenta que era Fer. Nos sentamos a platicar en un café cerca del instituto, esa noche falleció Luca. Era imposible creerlo. Fer, me dijo que ella y Luca tenían un acuerdo, cuando escuchara a sus padres discutir el se metería bajo la cama, se taparía los oídos lo más fuerte que pudiera y que lo haría hasta que Fer llegara por el. Todo esto era para no escuchar las discusiones y evitar los golpes de su padre. Nadia más sabía esto.
Se mudó una familia nueva, la hija menor, Katy me preguntó un día, ¿Quién es el que vive bajo mi cama?