El quince de septiembre de 2019, en torno a las cuatro de la mañana, varios residentes del número
27 de la calle Kazánskaya despertaron alarmados por lo que describieron como horribles alaridos y
fuertes golpes provenientes aparentemente del apartamento número 43, en la octava planta del
edificio. La centralita del departamento de policía de Moscú registró cuatro llamadas de personas
molestas o asustadas, y envió un coche con dos agentes. Según recoge el informe, cuando estos
llegaron todo estaba en silencio. Llamaron repetidamente a la puerta del apartamento 43 sin obtener
respuesta, y estaban a punto de marcharse cuando varios vecinos de los apartamentos contiguos
abrieron sus puertas suplicando ayuda. Impactados por el grado de ansiedad que presentaban, los
agentes asumieron la gravedad de la situación y solicitaron refuerzos, incluyendo asistencia médica
y psicológica y el instrumental necesario para forzar la puerta con el número 43.
En un intervalo de diez minutos llegaron dos ambulancias y una unidad de policía formada por el
capitán Serguéi Mijáilovich Baránov y dos de sus hombres. Tras apartar a los vecinos, lograron
reventar la cerradura de la puerta principal y abrir finalmente la puerta del apartamento 43.
Según refleja la declaración del capitán Baránov, el interior se encontraba en total oscuridad y los
interruptores de la luz no funcionaban. Serguéi Mijáilovich apunta que todas las linternas que
usaron él y sus hombres parecían iluminar con menor potencia de lo habitual, complicando la
exploración que se realizó casi en penumbra. A pesar del reducido tamaño de la vivienda, Baránov y
sus dos agentes necesitaron más de veinte minutos para completar la tarea. Solo pudieron constatar
que el piso se encontraba vacío, con escasos muebles y sin indicios de haber sido habitado
recientemente. Los tres policías declararon haber percibido al entrar un inequívoco olor metálico,
como a sangre, extremadamente penetrante y a duras penas soportable. En cambio, el olor
desapareció por completo al cabo de pocos minutos, y no fueron capaces de localizar su fuente.
El ocho de enero de 2020 el cuerpo del capitán Serguéi Mijáilovich Baránov fue descubierto en su
propia vivienda con un disparo en la cabeza. La investigación determinó que se trataba de un
suicidio cometido con su arma reglamentaria. Uno de los agentes que entraron con Baránov en el
apartamento de la calle Kazánskaya ha sido ingresado en el hospital psiquiátrico número 14 de
Moscú, en el barrio de Tsarítsino, con el diagnóstico preliminar de esquizofrenia y trastorno
delirante. El segundo agente se encuentra actualmente suspendido de empleo por alcoholismo.
Pese a la presencia de elementos singulares en los informes, el departamento de policía de Moscú
no ha encontrado evidencias de suficiente peso para formalizar la apertura de un caso.