MI SUEGRA LO SABÍA
Los gritos, explosiones y sirenas dejaron de tronar fuera hace ya
horas, todo sonido y esperanza se ahogó en una inquietante
oscuridad que dejó paso a un silencio irrespirable. Y aquí seguimos
sentados, inmóviles, como cuatro estatuas asustadas para siempre.
Mi suegra lo sabía, ella lo sabía desde el principio y no le hicimos
caso. Cada vez que aparecía en la tele, mi suegra nos mandaba callar
a todos y su rostro parecía descifrar y reflejar una verdad oculta, un
mensaje subliminal acompañado de un pavor que a los demás
televidentes se nos escapaba. Siempre nos reíamos de ella y le
decíamos entre bromas mil, comentarios como: “Abuela, son todos
iguales, no hay que prestarles atención, solo miran por ellos y no
les importamos lo más mínimo”. Y ella replicaba una y otra vez: “Él
es diferente, es diferente”. Lo era.
Ocho meses sin gobierno, habían acrecentado la brecha post
apocalíptica que infinidad de familias llevábamos sufriendo varios
años. Nosotros, mi mujer y mis dos hijos pequeños, hemos
sobrevivido a duras penas, sin calefacción durante dos inviernos
glaciales y embargados hasta las pestañas. Tras perder trabajo, casa
y las pocas esperanzas que nos quedaban, Vicenta, mi suegra, nos
dio cobijo y comida diaria... Cinco bocas sustentadas por una
pensión no contributiva.
Ella vio en él algo especial desde que era un candidato más, incluso
antes, cuando los ninguneaban dentro de su propio partido y parecía
que la política para él, iba a pasar irremediablemente a mejor vida.
No sé cómo, pero Vicenta sintió algo y lo tuvo claro desde que
apareció en la pantalla por primera vez. No le hicimos caso y ahora
solo nos sustenta el miedo paralizante de no saber qué está pasando
y qué será de nosotros.
La visionaria de mi suegra desapareció anoche y seguimos los cuatro
abrazados en el sofá. El pequeño transistor que nos arrojó un poco
de luz al principio, dejó de funcionar hace ya horas, al igual que los
móviles y la corriente eléctrica. Las últimas palabras de Vicenta, con
los ojos abiertos como platos mientras el nuevo presidente del
gobierno prometía su cargo ante el Rey, fueron: “¿No lo veis? Es
diferente, es... ¡Es un extraterrestre!”. El recién nombrado
presidente del gobierno la miró y una luz cegadora salió del
televisor, engullendo a mi suegra en un segundo.
Háganles caso a vuestros mayores. Parece que la regeneración
democrática, esta vez sí será integral para toda la humanidad.