Su mirada está absorta en el líquido dorado y, cuando ella acerca la copa a sus labios, la
detiene donde sus miradas se cruzan. Él se percata de ello, baja la vista. En respuesta, ella
solo toma otro trago, quizá para justificar su estancia en ese apartamento.
- ¿Y cómo te ganas la vida? -pregunta, con voz apagada.
Ambos están sentados en el sofá. Ella deja la copa sobre la mesa, junto a su cartera, y
observa que el otro recipiente sigue sin usarse.
- Bueno -dice él-, escribo historias...
Sus miradas se reencuentran y, esta vez, ninguna rehúye el contacto.
- Impresionante -su voz se anima-. Debes ser muy creativo.
El hombre desvía la vista y, tras unos segundos, responde:
- Yo no diría eso...
- No tienes que ser modesto conmigo -susurra-. Yo no podría ser escritora -encoje
levemente los hombros-; la verdad es que nunca se me ocurre nada interesante.
- Quizás te falte un poco de inspiración.
- Ya... -suspira y se peina el cabello con los dedos- ¿Y en dónde puedo encontrarla?
- En las personas -le contesta él.
- ¿En eso te inspiras para escribir tus historias? -entrecierra los ojos.
- Así es.
Sonríen. Tal vez será una buena noche, después de todo.
- ¿Y sobre qué clase de personas escribes?
- Si quieres, puedo escribir sobre ti.
Tal vez será una buena noche Michel Conway
Ella se inclina levemente hacia atrás y ríe.
- ¿Sobre mí? -ante el silencio, concede-. Me halagas.
- ¿Te gustaría que lo hiciera?
- ¡Por supuesto! -asiente-. Me muero por ver qué escribes sobre mí.
- Más literalmente de lo que crees...
Ella nota un cambio en el tono de esas palabras.
- Disculpa, ¿qué dijiste?
- Nada importante -dice y se sirve de la botella-. ¿Te importa si escribo sobre ti
ahora?
Ella frunce el ceño y enmudece un momento antes de decir:
- Para nada -él sorbe su primer trago de la noche-. Solo pensé que te gustaría charlar
otro rato.
- Escribir se me da mejor que conversar -responde, mientras se levanta del sofá, y
desaparece en el pasillo.
Tras un tiempo, el ruido de cajones que se abren y cierran llega al salón.
- ¿Y qué historia inventarás sobre mí? -le grita desde su asiento.
- No escribo ficción -es la respuesta.
Una notificación le llega al teléfono celular. Recoge la cartera de la mesa.
- ¿Quieres oír mis historias de amor? -saca el móvil y deja la cartera sobre el sofá.
- El romance no es mi género.
- ¿Y la comedia?
- Tampoco.
Tal vez será una buena noche Michel Conway
El ruido de los cajones se detiene.
- ¿Entonces qué clase de historia vas a escribir? -desbloquea la pantalla. Su amiga
le ha enviado una foto.
- Una de terror.
- No he vivido... -El teléfono cae de sus manos. La imagen en la pantalla no se
compara con lo que sus ojos ven al levantar la vista.
- ¿Ninguna historia de terror? -dice, mientras se le acerca-. Podemos arreglar eso.