"-¿Dónde estás?
-De copas.
-Tengo que contarte algo, vente.
-Claro, ahora voy.
Jon se piensa que soy idiota, ahora qué querrá.
El móvil está casi cargado, si pillo un cabify dice que tardo 23 minutos, bien, no es mucho tiempo, no le habrá dado tiempo a emborracharse mucho más.
¿Y qué me pongo ahora? ¿Hace frío?
No me apetece arreglarme, mira, paso, mejor me pongo una falda y las adidas y listo.
Ojalá estar de copas de verdad.
-¿Dónde estás?
-Estoy llegando.
Joder, es que está guapísimo, hasta con esa camisa horrible que lleva.
-Whiky con coca-cola light, por favor.
Dos copas de whisky después y ya estábamos como siempre, uno encima del otro, no literalmente, aún no habíamos llegado al hotel. Más de dos años de relación habían conseguido que nos conociéramos todos los hoteles del centro, ríete tú de Trivago.
Está claro que no quería decirme nada, sólo quería que fuera. Joder, ya le vale, no puede decírmelo y ya está, siempre haciéndolo todo tan difícil...
No caben en 500 palabras todo el tiempo que me abrazó esa noche.
-¿Desayunamos?
-¿Dónde siempre?
Nos gusta desayunar en Lamucca del Carmen, es el que está más cerca del Ateneo, es nuestro hotel por excelencia. Yo la verdad es que prefiero La Pescadería, me gusta más su rollo, pero ya nos hemos acostumbrado a desayunar aquí, además, Jon es el único que desayuna, no sé cómo es capaz de comer algo de resaca, yo ni siquiera puedo terminarme el café...
-Tengo que contarte una cosa.
-Eso me dijiste anoche.
-Es que tengo que contarte algo.
-Vale, pues cuéntamela.
-Es que te vas a reír.
-Bueno, pues no me la cuentes.
-Pero es que tengo que contártela.
-Jon, me duele mucho la cabeza, no me marees.
-Pero es que te vas a reír.
-Hacemos una cosa, me la dices cuando nos vayamos y así si me río, no me ves.
-No, te la tengo que contar ahora.
No sé cómo no lo vi venir, sentada delante de Jon con un café que se congeló de repente.
Esto sí que es una historia de miedo porque el mundo se paró y yo me convertí en fantasma en el momento en que Jon me dijo que se casaba el mes siguiente y se enfadó conmigo, porque sí, tenía razón, me reí.
Fueron muy felices en su boda.
Lo sé porque me lo contó desayunando de nuevo en Lamucca del Carmen, el día después de volver de su luna de miel.
¿Quién quiere historias de miedo, cuando los peores fantasmas, son los ex?"