-No me inclino por tomar acciones bélicas contra quién me haya agraviado, pienso que más allá de un desahogo pasajero no aporta nada beneficio, por el contrario, resta y degrada.
El can prestaba declaración ante el funcionario del archivo.
-¿Cómo piensa entonces ejecutar el derecho a la justicia que le proporcionaron como resolución del incidente que causó su muerte?
-Esas personas tenían problemas, aún los tienen. Y peor aún, no los comprenden, son ignorantes y poco aspiran al entendimiento. Así pues, tampoco entenderían el motivo del dolor que podría causarles y menos aún colaboraría a su desarrollo.
-¿Sugiere usted que se les indulte?
-Sugiero que se le haga pagar con lo que desconocen, el entendimiento.
-No pocos, pero sí una reducida cantidad de individuos han venido aquí sugiriendo eso.
-Quiero entrar a sus sueños.
-Haré los preparativos para que accedas a sus mentes.
Al caer la noche sobre la villa en la que vivió, sin pizca de nostalgia por lo que veía se sentó sobre la acera frente a la casa de uno de sus victimarios. Aguardó pacientemente a que se durmiera, siguió esperando cuando ya entre su ropa de cama dormitaba sonriendo, le permitió soñar con ideas estimulantes y reconfortantes por un rato, le permitió disfrutar. Luego entró.
-El hambre perseguirá tu boca a causa de las llamas.
-¿Qué?
-Me hiciste gemir de dolor, incendiaste mi piel, me asesinaste sin clemencia, me torturaste para satisfacerte.
-Yo solo quería... Todos decían... Quería...
-¿Reír?
-Ser parte.
-El sueño huirá de mente, vivirás despierto por siempre.
-No quiero, no quiero sufrir.
-Si. Si quieres. Si querías, querías formar parte, querías pertenecer. Querías, pero no sabías realmente lo que deseabas, lo que necesitabas.
-Por favor, no me mates. ¿Vienes a matarme? Quiero crecer.
-El tiempo será gentil contigo, serás longevo, siempre como hoy, siempre con hambre, siempre con sueño.
-¿Por qué me torturas?
-Tu me torturaste, esto es la repercusión.
-Perdóname.
-Me negaste ante aquellos que llamaste amigos después de hacerme arder.
-Perdóname
-Jamás podrás hacer feliz a otra persona, jamás serás feliz con lo que hagas y siempre temerás que todo el tiempo del que dispones te sea insuficiente.
-Siempre me acompañabas a casa, peleaste por mi cuando en el callejón nos acorraló otro perro, eras feliz con las sobras que de vez en cuando te daba. Perdóname por haberte lanzado a la hoguera del festival, quería amigos.
-Tenias uno.
-Aunque auténtico no eras humano. Te lo suplico, perdona mis limitaciones mentales y mi crueldad.
-Serás abandonado por ellos. Serás abandonado por todos los que realmente nunca estuvieron contigo.
Él llora.
-Yo no te maldigo, tu lo hiciste al lanzarme al fuego. Revoca tu maldición y tú sufrimiento, ten convicción, aprende a crear vínculos, salva a los que se parecen a mí. Yo te perdono. Sigue estudiando, un día volveré a la tierra, con otra forma, con nueva vida, sigue estudiando, cuando vuelva me enseñarás a ser un albeitar.