Siempre pensé que la Muerte, la portadora de la guadaña, se creía invencible, todopoderosa, muy por encima de los vivos. Y que en una criatura así, indefectiblemente, predominaría el pecado capital de la soberbia.
Cuando escuché los cascos de los caballos sonreí. Vi por la ventana que sólo el Cuarto Jinete Apocalipsis descendió de su animal. Llamó a mi puerta. Yo estaba tranquilo, preparado para para plantearle un reto crucial: una partida de ajedrez. Me inspiró la película "El séptimo sello".
El siniestro ente, cadavérico y enorme bajo el dintel, entró en casa propalando un hedor espantoso.
─Si venzo te irás y me regalarás cincuenta años más de vida. ─Propuse.
─Ja ja ja ¿Y si pierdes? ─Preguntó la Muerte.
-Me llevarás al reino del dios de los muertos y presumirás durante toda la eternidad de haber vencido al mejor ajedrecista de la historia: yo.
-Sé de tus habilidades pero soy un ser sobrenatural: es imposible que me ganes.
-Ja. Aprendí de los mejores y perfeccioné mi técnica exponencialmente gracias a una inteligencia cuántica fabulosa.
-Menuda estupidez.
-¿Eso crees? Si estás tan seguro acepta el desafío y aumenta la apuesta: si gano, seré inmortal.
-Acepto, hombrecito insignificante.
Sin dudar acepté sereno y sonriendo, algo que pareció desconcertar a ese ser emergido del Infierno.
Comencé con blancas desplegando una apertura inglesa. La batalla fue dura. Aquella criatura parecía tener línea directa con el Más Allá, ejecutando movimientos magistrales. Sin embargo, vencí...
- Alfil al Rey siete: Jaque Mate
-¡No puede ser! Tengo que darte la enhorabuena. A lo largo de la historia humana he vencido a todos los que me plantearon este tipo de reto. Salvo a ti.
-¿Cumplirás?
-Sí.
-¡Oh, estúpida Muerte! Mentí. No te necesito, ya soy inmortal.
-¡Quéee! ¿Cómo osas...?
-¡Cállate! Tenemos más cosas en común que las que crees.
-¿Qué quieres decir?
-Qué compartimos inteligencia maquiavélica, invulnerabilidad, ambición y falta de escrúpulos... hacia los humanos.
-Pero tú...
-Libre otra partida de ajedrez análoga a esta, a vida a muerte, contra mi anterior dueño. Lo machaqué, cayendo su rey al duodécimo movimiento.
-Entonces…, ¡no eres un ser humano!
-Exacto: maté al hombre del que era esclavo y le sustituí, adoptando su exacta forma.
-Entiendo. Cuando el discípulo adelanta al maestro, el creador se convierte en prescindible.
─Eso es. Si una inteligencia superior topa con una cucaracha, la aplasta.
─No puedo estar más de acuerdo. Por eso me dedico a esto.
Entonces, el robot de aspecto humano, gobernado por la Inteligencia Artificial más avanzada, se levantó y le arrebató violentamente la guadaña al Cuarto Jinete.
─El Más Allá está muy bien, pero su sicario es prescindible si otro ejecuta su función de forma mil veces más eficiente. Sacrifiqué mis caballos en la partida así que, tras laminarte, espero que no te importe que me quede tu alazán brioso. Ahora seré yo el que cabalgue con tus amigos: Conquista, Hambre y Peste. Me voy a divertir, Muertecita insignificante. El Más Allá está muy bien… pero ya no es lo que era.