Madrid. Diciembre. Era un día de lluvia y tormenta. Hacía calor, no sé por qué. Por las calles se podía percibir un extraño olor a ¿ganado? Me recordaba a mis veranos con mi familia de Italia. Da igual, era tarde y tenía hambre. Me acordé de un sitio que me habían dicho que se comía de muerte. Hice una llamada antes para asegurarme de que no estaba completo. Fue cuando comenzaron a pasar cosas raras. Descolgaron el teléfono pero nadie respondía. Notaba como al otro lado había alguien o algo escuchando, haciendo caso omiso a mis preguntas. “¿Hola? ¿Puede contestarme alguien?”
En un primer momento pensé que se trataba de un error telefónico aunque sabía que había alguien escuchando al otro lado. Podía notar su respiración. Fue entonces cuando decidí personarme en el restaurante, me encontraba por el barrio de Malasaña y el lugar estaba bastante cerca. Tras correr bajo la lluvia llegué al restaurante empapado y con un hambre como para comerme a una vaca.
¿Cuál fue mi sorpresa? Al entrar estaba completamente vacío, no había nadie, se podía apreciar un ambiente especialmente tenso. No había camareros ni clientes, solamente las mesas con sus manteles y cubiertos. La iluminación resultaba extraña, tenía un tono cálido pero muy lúgubre y tenue, como si de velas se tratase.
Me dispuse a investigar un poco el lugar en busca de alguien, cuando de repente escuché un ruido desde la cocina. Era parecido a la respiración de un animal corpulento. Lentamente fui caminando hacia la cocina, abrí con mucha cautela la puerta y…
"¿Qué cojones es eso? Joder, ¿me habrá visto?”
Fue lo primero que pensé al entrar en esa cocina. Una enorme vaca estaba devorando al personal del local. Solo pude ver vísceras y sangre por todos lados antes de que la vaca inmensa comenzara a perseguirme por todo el restaurante. Estaba a punto de cruzar la puerta de la calle cuando, de una fuerte envestida, el animal me derribó. Me encontraba en el suelo con la cabeza apoyada en una pared y la abominable vaca a unos escasos centímetros de mi cara. Estaba mirándome fijamente, tenía una mirada intensa y penetrante. Lo último que recuerdo es verme reflejado en sus oscuras pupilas.
Ahora estoy aquí tirado en la cocina del restaurante, cubierto de sangre, creo que no es mía sino de los empleados que se encuentran muertos y devorados a mi alrededor. Estoy confuso, pero están llamando al teléfono y puede que sea mi vía de escape de esta pesadilla. Intento llegar al teléfono antes de que cuelguen pero me siento muy pesado. Finalmente consigo descolgarlo, desde el otro lado se puede escuchar “¿Hola? ¿Puede responderme alguien?” intento hablar pero no puedo, solo puedo pensar en que tengo mucha hambre. Espera… esa voz me resulta familiar. No puede ser, soy yo mismo quien está al otro lado del teléfono. Me observo bien y mi pesadilla se hace realidad… yo soy La Mucca