Despierto. A veces tengo microsueños. El agotamiento me juega malas pasadas últimamente. La fiesta continúa, muy a mi pesar.
- ¡Salva, felicidades campeón, otro añito más!
“¡Estúpidos, sin identidad propia!” Bailan, yo observo con una copa en la mano. Ahí están los regalos horteras que los más pudorosos han sentido la obligación de traer. “Van a ir a la basura…”
Desde hace rato un tipejo extraño me observa fijamente. ¿NADIE LE VE? Puedo divisarlo por su quietud en cuanto al resto. Su tez pálida da sensación de estar fría, como la de un… ¿MUERTO?, ¿Qué querrá? “Los muertos no felicitan”. He ofrecido mi casa a los desconocidos amigos de mis conocidos. “Ha podido colarse y pasar inadvertido”. ESO TE PASA POR QUERER APARENTAR. NO CONOCES A NADIE, Y NADIE TE CONOCE A TI.
Avanzo hacia la masa danzante. Todo es movimiento… salvo él, cual estatua macabra con falsa sonrisa. ¿COMO LA TUYA SALVADOR?
Le he perdido de vista. “Me serviré otra copa más”. TOTAL… QUÉ MÁS DA.
“Es solo una tontería”. UNA JODIDA TONTERÍA. Un cretino jugando a hacerse el inquietante.
Casi las doce de la noche… Mirándome al espejo espero un cambio repentino al tener de pronto un año más, ¿O UN AÑO MENOS?: una mueca, una arruga, algo que me haga sentir que me alejo de la poderosa juventud. Y todavía estoy a medio camino… ¿DE CONSEGUIRLO, SALVADOR? TREINTA Y TRES JODIDOS AÑOS, ¡Y TODAVIA NO ERES EL TRIUNFADOR QUE ASEGURAS SER!
Empapado en sudor, mi vista se nubla. MIENTES. ¡TODA TU VIDA ES UNA GRAN MENTIRA! Un silencio repentino me saca del ensimismamiento. Los invitados… “tienen caras idénticas”, como putos clones. “¿Qué está pasando?” Me miran todos a la vez, con ojos acusadores, siguiendo mis movimientos al unísono.
- ¡Nunca me ha importado lo que penséis de mí! ¡Solo quiero que me dejéis en paz!
Las agujas del reloj se han paralizado, también los invitados, en un abismo simultáneo y paralelo. Un olor a podrido lo inunda todo. La puerta está entornada, unos dedos esqueléticos la sujetan desde el exterior y tararean armoniosamente de meñique a índice. Camino ojiplático esquivando cuerpos inertes, que conservan la postura estática en la que el tiempo se detuvo.
¿No me ven? NO EXISTES PARA ELLOS. Como si me hubiera trasformado en una mosca diminuta, que ve ralentizados los movimientos de seres gigantescos. Froto mis patas batiendo las alas frenéticamente, produciendo un sutil zumbido y una baba asquerosa.
Aterrado, solo puedo escuchar la escalofriante voz que susurra desde la oscuridad:
- Tú me permitiste entrar. Soy tu miedo, tu estrés, tu cansancio, tu ego, tu culpa. Ha llegado la hora de materializar todo lo que has creado. ¿Querías estar solo? ¿Te creías superior? ¿Dejar de envejecer? Sin tiempo no hay edad. No morirás, tampoco te recordarán. Permanecerás en ese cuerpo eternamente, una mosca que se le alimenta de la mierda de los demás… No me mires así, es lo mismo que hacías antes, ¿no te parece?
Despierto. A veces tengo microsueños…