Mi camita es pequeña, es pequeña como yo. Mis sillitas son pequeñas, mis mesitas son pequeñas, mi sofá es pequeño, mi casita es pequeña como yo. La gente que vive en ella es pequeña, tanto, que la mayoría de veces se pierden en mi casita y ya no se ven.
La gente buena que vive en mi casita se quieren mucho. Su Mamá les dice que siempre estarán juntos y nada ni nadie los separará. Su mamá también dice que no hay que dormir porque si te duermes ya no vivirás más en ésta casita. Eso dice su mamá; que hay gente mala que quiere vivir aquí. Gente grande y mala que llega a la casita y no quieren que viva la gente buena y pequeña allí.
Cuando la gente mala arma jaleo su mamá se enfada y dice que esa casa es suya que vienen solo a molestar. Entonces la niña pequeña, la más pequeña de mis muñecas tiene que pensar cómo echar a la gente mala. Su mamá le dice que aunque está mal tiene que matar a la gente mala.
Esta vez hará que la mujer mala caiga por las escaleras rompiéndose el cuello cuando bajaba a beber agua.
El hombre malo resbalará cuando se iba dar un baño, y se clavará la manivela del grifo en la boca. No mirará la niña después, porque habrá mucha sangre.
La niña mala se electrocutará con el enchufe de la lámpara porque el cable estaba sin protección. Tan dentro le llegará la electricidad que se le quemaran los ojos.
Y el niño malo escuchará un ruido dentro del reloj de pared. Lo llamará la niña buena y le dirá:
“Ven Tobias, mira dentro de mí” en ese momento le caerá encima y le aplastará la cabeza.
-Hola Begoña. ¿Con que juegas?
-Con mi casa de muñecas Mamá.
-¡Ah! ¿Y cual es el juego esta vez?
-Es una sorpresa.
-Vaya, una sorpresa. ¿Y esta vez me vas a dar ni una pista?
-¡No ¡Jajaja..!
-Vale mi amor pero recuerda que no tiene que parecer asesinatos, si no muertes naturales.
-Si mamá. Nunca lo podrán descubrir, como siempre.
-Bien mi cielo. Guardemos silencio, los inquilinos están ya en el vestíbulo.
¡Ah!, ten cuidado que nadie sepa que somos fantasmas, si no vendrán curas y médium y perderemos nuestra casa.
Mi casa ahora es grande muchos más grande que yo. Bajaré “a recibir” a los nuevos visitantes, antes jugaré con ellos. Ya no me dan miedo, porque la que doy miedo ahora, soy yo.