Noto esa cotidiana sensación que se siente al volver en sí. No recuerdo qué soñaba pero tan poco me importa demasiado. Mis labios y mi garganta están secos. Tengo que beber agua, pero estoy tan a gusto en la cama, tan calentito... No quiero moverme, necesito dormir, reponer fuerzas, mañana será un día duro, como siempre. Aunque con esta sed no dormiré bien. Está bien, lo haré.
¡Un momento! ¡No puedo moverme! Tranquilo, no te pongas nervioso, aún estarás durmiendo, eso es todo. Abro los ojos, una tenue luz ilumina la habitación. No consigo girar la cabeza, pero reconozco cada marca desde el techo hasta la pared. Estás en casa. Respira y seguro que pronto pasará.
¡¿Qué ha sido ese ruido?! Ha sonado como un gruñido. Venía del salón. Mi mujer está a mi lado, tengo que llamarla. ¡Maldita sea! Mis labios… ¡No puedo moverlos! Me estoy agobiando, no puedo soportar esta sensación. ¡Tengo que avisarla! Ella es la única que me puede ayudar. Sigo sin poder hablar, ¡Gritaré! Dios mío, solo noto un nudo en mi garganta. ¿Qué me está pasando?
Ese gruñido otra vez, cada vez se encuentra más cerca, está en el pasillo y sigue avanzando. Algo se arrastra por el suelo y viene hacia mí. ¿Qué puedo hacer? Debo intentar levantarme a toda costa. Mi cuerpo está tenso y no puedo moverlo. Siento como mi garganta se hincha, como mi ritmo cardíaco se desboca, como mis músculos se tensan, pero soy incapaz de hacer nada. Solo quiero que esto pare. ¡Por favor, que pare ya! Las lágrimas recorren mis mejillas, noto los surcos de sus caricias y como la angustia oprime mi pecho.
Ya está en la puerta ese gruñido, ahora lo escucho con claridad. Sea lo que sea viene a por mí. Fuerzo mis ojos para que miren al borde de mi cama. No veo nada, pero ese gruñido sigue ahí, incesante. Intento gritar y moverme sin éxito, mi corazón parece que va a salirse de mi cuerpo. ¡Joder! La cama, he sentido cómo se movía. Vuelvo a mirar. ¡¿Eso qué demonios es?! ¿Es una mano? Sí, es una mano tan negra como el carbón, está junto a mis pies, no puedo moverlos ¡maldita sea! Ese gruñido ahora se escucha más fuerte. ¡Ayúdame cariño! Sigue a mi lado, no puede ser que no se despierte. ¡Por favor, despierta por lo que más quieras! ¡¡Despierta!! Otra mano, ya viene, ya viene. ¡No! Está subiendo, veo su horrible cara, esos ojos negros me miran mientras se relame sus podridos labios. Se desliza sobre mí, noto cómo el frio recorre mi cuerpo, cierro los ojos. ¡Joder! ¡Mierda! ¡No entiendo nada! Ese gruñido se adentra en mi cabeza. Siento su gélido aliento en mi rostro. Mis latidos se debilitan, mi cuerpo se da por vencido, el aire deja de entrar ¡Joder! No quiero, aún no… Abro los ojos, la miro, ya no tengo miedo. Nada importa. Ella me sonríe. Me tiene.