La primera vez que me vi a mi misma, fue el día que vi mi cadáver sobre la cama. ¿Cómo había sucedido aquello?. Moví el cuerpo no creyendo que se trataba de mí. Las ámpulas de pus estaban reventadas en la piel y esta se pegaba a las sábanas por los fluídos que el cadáver exhumaba.
No. Esa no podía ser yo. Tanto que me había cuidado, tantos planes, tanto que faltaba por hacer. Sin embargo... el rostro, a pesar de lo hinchado y amoratado, revelaba mi lunar arriba de mi labio, y la ligera cicatriz en la ceja izquierda. Era yo, sin duda. Hurgué en el cuerpo con asco y confusión hasta que encontré que en abdomen tenía tres heridas profundas, como hechas con un cuchillo. Afuera escuché a las patrullas llegar "No por favor, no me lleven, no es hora!". De seguro algún vecino detectó mi olor y me denunció.
Me volvía loca en mi habitación, ¿qué pudo haber sucedido? no tenía idea de quién pudo haberme quitado la vida.
Los policías entraron, después los peritos, ambulancia, camilla ¡NO! No me lleven aún!.
En la morgue, acompañé mi cadáver mientras lo abrieron. La autopsia fue rápida e indolora. Nadie llegó a reclamar mi cuerpo. Nadie. La soledad absoluta me embriagó y entristeció al punto que permití que me cremaran antes de que me enviaran a una fosa común de cenizas con otros cientos de cuerpos perdidos.
He vuelto a mi casa. Está ocupada por una familia. Nunca sabes a dónde te mudas, no tienes idea de cuál es la historia del techo que te cubre, nadie pregunta en realidad si alguien fue asesinado ahí. Yo nunca lo hice, al menos. Deambulo en la habitación buscando pistas de mi asesinato. Los despierto, juego con ellos, provoco temblores, grietas y moho en la pared. No he hallado a alguien más en mi condición.
Anoche descubrí que ya no puedo salir de la construcción que me devora y vive de mi energía. Quería ser buena, seguir las reglas, no molestar a aquel que no me hizo nada en vida. Pero ya no. A veces grito en el garaje hasta que encienden la luz creyendo que es en la calle. Los miro asomarse asustados. No soy una sábana, una sombra o el reflejo en el espejo. Soy todas sus pesadillas, todos sus sueños no cumplidos. Malditos todos, eternamente.
Todos son culpables de mi asesinato y cuando llegue a ti, dime tú, ¿cómo harás para librarte de mi?