Ella siempre mencionó sentir mariposas revoloteando en su estomago al yo besarla, pero las alas de aquellas mariposas debieron terminar transformándose en afiladas cuchillas que le causaron mucho dolor. Alba engendró algo contra mí. Algo que con mi comportamiento miserable fecundé, ella simplemente lo gestó y yo lo alimenté con actos ingratos. El día que abandonó nuestro hogar ni siquiera se molestó en insultarme mientras hacía las maletas, se encerró un buen rato en el cuarto de baño antes de marcharse, pero no la oí llorar, la escuché vomitar.
Ahora que ella se ha marchado escucho extraños ruidos en el piso, los insólitos ecos proceden del aseo. Temo sentarme en el inodoro, algo ha intentado morderme, algo que intuyo que habita en las tuberías y debió salir de Alba. Sospecho que puedan ser las mariposas que Alba sentía en su estomago cuando yo la besaba, ella las vomitó allí antes de abandonar nuestra casa, deben haber sufrido alguna mutación y ahora están furiosas. Presiento que desean devorarme.
Esto no puedo contárselo a nadie, me tomarían por loco, pero el hecho de no compartirlo me está haciendo enloquecer.
Hace dos noches que no concilio el sueño. Si cierro los ojos escucho el revolotear de los insectos por la habitación, batiendo sus alas han llegado a rozar mi piel en la oscuridad. Al abrir los ojos he sido testigo de la inercia absoluta en mi dormitorio.
Estoy empezando a sentir más que miedo.
He intentado llamar a Alba. No hay respuesta. Ahora más que nunca me siento como un canalla por todo lo que le hice. Abusé de la sinceridad de su amor, de su carácter de eterna adolescente soñadora que para mí siempre resultó fácil de manipular. Necesito su perdón. Necesito que vuelva y se lleve de aquí las indeseables criaturas que vomitó de su estomago y me están martirizando. Han empezado a seguirme cuando salgo de casa. Me torturan hasta en el despacho. Me urge hablar con Alba. ¡Tiene que llevarse esos malditos seres de mi vida!
Hoy la noticia hace eco en la prensa, el cuerpo de una mujer ha sido encontrado en el interior de un vehículo oculto entre los arbustos de un terraplén.
Alba no va a volver. Selló su destino el mismo día que decidió marcharse. No puedo dejar de leer el reportaje del suceso una y otra vez. Mientras releo y releo el nombre de Alba impreso sobre el papel del diario siento como varias mariposas se introducen en mis orejas, penetran en lo profundo de mis fosas nasales, se retuercen en mi interior cortando mi carne con sus alas afiladas como cuchillas. Las mariposas de Alba han comenzado a devorarme.