Es una fría noche de Diciembre y unas treinta personas abarrotan el nuevo local de la ciudad. Es un bar pequeño, de ambiente cálido y acogedor. Apenas lleva un mes abierto, pero ya ha captado un gran número de clientes con su extraordinaria comida casera.
En una de las mesas, tres amigos esperan a una cuarta persona mientras disfrutan de una ración de croquetas. La especialidad de la casa.
- Luis: ¡Qué raro, son más de las diez y Miguel aún no ha llegado!.
- Marcos: Pues si, él no suele llegar tarde.
- Andrés: Estará al caer. Por cierto, la última vez que hablé con él, estaba
super rayado. Me dijo que esa mañana, al volver a casa, le había dado la
impresión de que un hombre le seguía.
- Luís: Vaya películas se monta el colega.
Los tres ríen y siguen saboreando las croquetas.
En otra mesa, Marta y Roberto están cenando con sus vecinos, José y Ana.
- Marta: Hace días que no veo a Pablo por el parque de la urbanización, me
parece extraño.
- José: Es verdad, yo tampoco le he visto últimamente. Espero que esté bien.
Tener que dormir en la calle con este frío, debe ser muy duro.
Mientras Marta y José hablan acerca de Pablo, Ana y Roberto le dicen al camarero lo que van a tomar ambas parejas.
Al mismo tiempo, en la calle, unas veinte personas hacen cola para conseguir mesa.
Y dentro, al fondo, en una pequeña mesa para dos, están sentados Laura y Juan. Una joven pareja que está decidida a convertirse al veganismo.
- Laura: Pienso disfrutar al máximo este último festín de carne.
- Juan: Yo también. Y a partir de mañana, se acabó el colesterol.
- Laura: Si, pero recuerda que no lo hacemos solamente por salud. La parte
ética es la realmente importante.
La velada avanza con la alegría y la satisfacción de todos los clientes, la comida sale a tiempo y tiene un exquisito sabor. La gente conversa y come a gusto, ajena a todos los problemas que en un par de horas, volverán a inundar sus cabezas.
En una esquina, la televisión retransmite una noticia de última hora. Cuatro personas han desaparecido en la ciudad en los últimos días. Y no hay ninguna pista sobre su paradero. Nadie de los allí presentes, repara en este suceso. Tan solo siguen alimentándose sin pausa.
¡Qué ricas están las croquetas!, ¡qué sabrosas y qué jugosas, por Dios!. ¡Cómo se nota que son caseras y que la carne que llevan es de primera calidad!. - Se escucha en todas las mesas - .
Todos están disfrutando de las exquisitas croquetas de carne, conocidas como "ÉXTASIS CARNAL", que han hecho famoso al local. Y piensan recomendarlas a todos sus familiares y conocidos.
Sin embargo, esos tres amigos nunca sabrán que Miguel estuvo presente esa noche.
Las dos parejas de vecinos, no serán conscientes de que descubrieron, sin saberlo, el paradero de Pablo, el vagabundo.
Y Juan y Laura, jamás llegarán a imaginar que antes de dejar la proteína animal para siempre, fueron caníbales por una noche.