Estar en coma es duro.
Eres consciente de todo lo que te rodea, y puedes escuchar perfectamente aunque no te respondan los músculos.
He oído decir a los médicos que voy a morir en este estado, que jamás voy a despertar. Sin embargo, toda mi familia está convencida de que despertaré en algún momento.
Obviamente, me da miedo. Estoy aterrorizado de ver llegar mi muerte así, sin poder hacer nada. Pero no puedo llorar, ni gritar, ni exteriorizarlo. Estoy obligado a sufrir el miedo puro en el alma, sin forma de aliviarlo.
Tampoco puedo desahogarme cada vez que me sobrevienen unos dolores horribles que llevan ya tiempo acompañándome; supongo que eso es lo que ocurre cuando el cuerpo siente que va a morir después de tanto tiempo en pausa. ¿Por qué nadie lo advierte?
Pero, desde luego, lo peor es lo que ocurre en mil cerebro. Después de tanto tiempo sin obtener una respuesta de mis músculos, lo único que aún puede hacer es proyectar el dolor que siento en imágenes y visiones, bajo mis párpados sellados.
Todo el miedo, el remordimiento y la culpa que he sentido en mi vienen a atormentarme entre momentos de lucidez, como si todo fuera una gran pesadilla de la que no puedo llegar a despertarme.
Mi organismo está dando los últimos coletazos de vida dentro de una carcasa inerte y lo único que puedo hacer es… nada.
Y, sin embargo, cada vez que el doctor les pregunta a mis familiares si quieren poner fin de una vez por todas al coma que lleva años sujetándome a la cama, la respuesta es siempre la misma:
"No está sufriendo. En cualquier momento despertará, es solo cuestión de tiempo."