Había llegado el verano a Tairis, los bosques de secuoyas y coníferas formaban un mosaico en todas las tonalidades de verde imaginables, las chicharras zumbaban al sol en su pleno cenit y el Río fluía rebosante desde las montañas.
Un viernes soleado de Abril la pequeña Laura decidió ir a buscar a Kevin antes de ir a la escuela y juntos se escaparon para darse un chapuzón y aliviar las presiones escolares. La tragedia que había azotado a Kevin y a su familia no era fácil de sobrellevar en el pueblo, ya que dos semanas atrás, Lilith, la hermana pequeña de Kevin había desaparecido en extrañas circunstancias en las inmediaciones del remanso del rio.
El pequeño Kevin, quién contaba con sólo doce años era terriblemente duro. Había perdido a su única hermana de tan sólo seis años y no sabía cómo ni donde estaba. El pueblo entero se hallaba consternado, el niño contaba con todo el apoyo y cariño de su familia y amigos pero había empezado a comportarse de forma extraña, aunque iba bien en la escuela y los profesores decían que era buen estudiante. Ambos se desvistieron con rapidez al llegar al lugar y pronto empezaron a jugar y a chapotear en el agua con la energía y vitalidad que la naturaleza despierta en los niños. El agua del remanso era cristalina y fría, fluía en su superficie con engañosa suavidad hasta la siguiente cascada de apenas un metro, donde el río volvía a deslizarse entre las rocas, recuperando su brío mientras su cauce descendía lo largo de varias millas, hasta llegar al sur; donde un manglar aparentemente pacífico derramaba generoso sus dulces aguas al mar.
Los niños jugaron, en el remanso hasta comprobar que sus dedos quedaron arrugados como los de un anciano centenario, mientras bromeaban. Casi el agua les llegaba a la cintura cuando ambos iniciaron una carrera hasta la orilla.
― ¡No me atraparás!―le dijo Laura riendo y salpicando agua hacia atrás; Kevin iba unos metros atrás haciendo sus mejor esfuerzo para atraparla.
-¡No huyas! Ven aquí! Verás cuando te pille―. Pero el pequeño, cayó al agua de forma brusca. Había tropezado con algo. Laura se detuvo y retrocedió a nado para cerciorarse de que su amigo se encontraba bien.
― ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?―le dijo la pequeña mientras alzaba a Kevin por las axilas para sacarlo del agua.
―Hay algo aquí atrapado entre las rocas, tropecé con algo extraño. ― El objeto bajo el agua, al fin emergió del fondo sorpresivamente; helando la sangre de los niños. Un grito de absoluto terror se escuchó por todo el bosque y quebrantó la paz del remanso. Era una cabeza cercenada!
Aquel viernes de Abril se convirtió en un recuerdo perturbador e imborrable que perseguiría a los niños para el resto de sus vidas, especialmente a Kevin al reconocer el rostro desfigurado de su hermana Lilith en aquella cabellera sin cuerpo. Laura trató de gritar mientras se hundía en el remanso pero ya era demasiado tarde.