Oraciones en plural. No soporto el ruido. Quiero que entren ya. Las lágrimas golpean el techo tan fuerte que no puedo escuchar nada más que el tamborileo de la tormenta y los arañazos a mi alrededor. Abrazo mi cuerpo y muerdo mis dientes esperando que la tierra entera desaparezca esta noche para que podamos compartir esta pesadilla. Ojalá estuvieses aquí.
Ojalá me hubiesen quemado. Ojalá tuviese ventanas para despedirme del viento. Todo tapiado para ganar un tiempo que no quiero tener. Todos lloramos dentro mientras lo de fuera se acerca. Como el sentimiento de las arañas al ser madres, pero ni siquiera son mis hijos a quienes alimentaré esta noche. Que dejen de arañar.
Si no tuviese los párpados pegados abriría los ojos para ver la oscuridad, mirarla a los ojos y pedirle que me llevase ya. Que se hunda el techo. Que me trague el suelo. Que me caliente el infierno. Si no tuviese la boca cosida gritaría auxilio hasta que mi propia familia arrancase el techo de esta casa y que la lluvia me llevase como a un leproso en una piscina. Ojalá estuvieses aquí.
Si tuviese más espacio. Si pudiese moverme. Si tuviese ángulo me arrancaría el corazón desde la boca y se lo ofrecería al mismísimo diablo con tal de desaparecer en un instante. Para sorpresa de todos, el cura mentía, no nos convertimos en polvo.
No soporto el ruido. Si van a comerme los gusanos que empiecen ya. O que me coman los perros. Que me coma Ed Gein. Prefería tener tierra a tener tapa. No quiero vivir en un ataúd. Quiero una fosa común y el abrazo de mis compañeros. Que me coman ellos. Ojalá el jardín. Ojalá el mar.
Se acaba ya. No enciendas la luz. Los oigo rascar. Que me coman ya.
Las palabras de un puñado de vidas aún vivas se despiden de mi. Gotas y rasguños rodeados de prosa religiosa. Dramas incoherentes. No me importa decir adiós, pero ojalá en silencio. Que me coman ya. Que cese el ruido, arañazos y oraciones. Que me coman ya. Soy real, el pasto de mi nuevo micro cosmos.
Oraciones en plural. ¿Por qué en plural? No. Dios no sé ha llevado una joven pareja. Cállate viejo borracho pedófilo hijo de puta. Cállate. Que no lloren por ti. No. No quiero que estés aquí. No quiero que nos coman. No quiero que te toquen. No os acerquéis. Que no te toquen.
Es pronto para gusanos. Es pronto para alimañas. No quiero más ruido. No quiero ese ruido. No rasques. Vete. Da marcha atrás al tiempo. Que no seas tú. Quiero que vivas. Dime qué no eres tú. Llora por mi desde mi cielo tan alto que me des paz. No son tus dedos. Son gusanos. Que me coman ya. Que me coman ya. Ojalá no estés aquí.
Pero mi cuerpo frío e inerte se enfría aún más cuando por fin tu mano toca mi nuevo hogar. Y los rasguños cesan.
- Estoy aquí cariño.