¡Por fin sabía lo que era estar enamorado libremente y sin tabú! En el año 1991 de prácticas en un hotel en Agadir Marruecos, trabajaba en servicio de habitaciones, sonó el teléfono, era él: dos zumos de naranja a la habitación 113 por favor. Era sobre las 3 de la tarde y no había mucho que hacer. Rápidamente, preparó los dos zumos y se fue corriendo. Al abrir la puerta era él, seguro el amor de su vida, un español muy guapo, estaba vestido con una Kaftán marroquí que le intrigaba si era árabe musulmán o del occidente. Le pidió que pasase y le soltó en inglés, ¡Solo pedí un zumo de naranja y no dos! Pero es una señal, te invito a un poco de vodka si te apetece y puedes claro, cuantos años tienes? le preguntó. 22 años le respondió. Pareces 17 añitos, le dijo. Pero tengo que llamar al jefe de departamento y a ver que si puedo o no. Llamó y la respuesta era afirmativa a condición de llevarle un poco de vodka también. Hablaron muy poco y disfrutando mucho. ¡No había nunca estado con un extranjero y que hace el amor tan bien! Entre el gozo y el estrés del trabajo, quedaron en verse tranquilamente sobre las 18h al terminar el turno. Y así ha sido, nada más encontrarse, le invitó a una pastilla que solo le dijo: Te vas a sentirte más feliz que nunca. ¡Y así ha sido una tarde noche, muchas cervezas y baileys que nunca había probado. Ni la mil y una noche, las maravillas, las emociones, el amor y la felicidad se apoderaron del espacio tiempo y no se podía imaginarse lo que estaba pasando. Estaban enamorados y predestinados el uno para el otro. Al día siguiente volvió a sus prácticas pero ya no era la misma persona, el mundo tiene sentido y su corazón por fin latía. Al jefe le comentó que eran un grupo de españoles muy simpáticos y que se cayeron muy bien y nada más. Hasta las 18 horas para el reencuentro, el tiempo parecía la tortuga más perezosa pero al final llegó. Tenía que fingir que se iba a su casa porque no se puede por ley además de que se trataba de sus primeras prácticas. Nada más entrar por la puerta, se dio cuenta que el turista seguía en la cama. Entonces directamente le metió y se metió otra de esas pastillas tan maravillosas y a continuación un trago de Baileys. Estaban sumergidos los dos en su burbuja de amor sin parar a pensar en nada más que su placer mutuo y la semilla que estaban sembrando los dos, hasta el momento que se dieron los dos cuenta de que les estaba basando algo anormal. Se miraron los dos y parecían dos tomates con las venas de todo el cuerpo hinchadas. Algo iba muy mal, el Turista de 39 años empezó a temblar y llorar, se metió de bajo de las sábanas y no decía nada. Hablándole en ingles, le preguntaba lo que era eso y lo que hay que hacer, pero solo veía sus lágrimas y el miedo que le recorría por las venas, directamente, reflexionó, hay que hacer algo, no es el final: ¡Ayer tomemos muchas cervezas! Llamó al servicio de habitación, hablando en ingles. 6 cervezas por favor. Llegaron en muy pocos minutos que parecían horas, le intentaba calmarle al pobre hombre que solo temblaba y miraba a la ventana. Cuando llamaron, se escondió en el baño y le ordenó que les reciba tranquilamente y así fue. Tomaron las 6 en 5 minutos y llamaron por otros 6 y otros 6 y así fue como sintieron que además de gustarse y amarse tiene ya una historia en común. ¡Su amor duro casi diez años y su amistad es para siempre!:)