-¡Hola guapa! ¿Te llevo a algún lado?
-No, gracias. Estoy esperando el autobús.
- Ya es muy tarde, y mira que noche lluviosa y mala hace.
Sonreí y acepté. Que fácil era.
Aquella noche llegué muy contenta a casa.
-Mamá, ya estoy en casa.
-¿Cómo te ha ido ?
-Bastante fructífera, la verdad.
-¿Cuánto queda?
-Poco, muy poco.
Todos los días me esmeraba en nuestros planes. La tarea era ardua, ya que me exigía tener que conocer a muchos hombres y estudiarlos a fondo, a ver si alguna parte de ellos me convencía de verdad. Muchas citas, aguantar a babosos, listillos, imbéciles,…….La verdad que los imbéciles eran los más guapos, pero si no me convencían, no había nada que hacer.
Ya llevábamos así dos años, y sólo teníamos la mitad de la tarea hecha, pero qué emoción nos suponía llegar hasta el final.
Un sábado, después de ver varios perfiles en un buscador de citas, lo ví. Era alto, rubio, ojos verdes, deportista, era perfecto. Así que me dispuse a enviarle un correo.
-Hola, acabo de ver tu perfil y me has llamado muchísimo la atención. Eres muy guapo, ¿sabes?
-Hola. Me gustan las tías directas pero eres demasiado. Aún así tú también me gustas. En tu foto de perfil sales guapísima.
-Gracias. Cuando quieras me apetecería quedar.
-¿Quieres quedar esta noche?
-Vale. A las 9 nos vemos en el bar de la calle nº18.
-De acuerdo. Allí estaré.
-Hasta luego.
-Hasta luego guapa.
Se lo conté a madre y nos pusimos contentísimas.
Me arreglé lo mejor que pude y me dispuse a salir.
-Me llevaré la camioneta.
-Estoy de acuerdo querida. Ten Cuidado. ¿Lo llevas todo?
-Todo está en su sitio.
-Que lo pases bien.
-Gracias mami.
Llegué al local un poco antes y me senté en una mesa discreta. Pedí una cerveza para animarme un poco.
-¡Hola! Veo que también estabas algo nerviosa y has venido antes.
-¡¿Qué tal?! Sí, me has pillado. Bueno, me acabo de pedir una cerveza. ¿Tú qué quieres?
-Otra estará bien.
Después de hablar durante bastante rato y divertirnos jugando al billar, me ofreció ir a su casa.
-¿Vives solo?
Sonrió a mi pregunta.
-Pues sí. Parece que tienes más ganas que yo.
-No me tomes por lo que no soy, pero hace tiempo que no quedaba con un chico tan guapo.
-Pues no perdamos más tiempo.
Llegamos a su casa y también era encantadora. Me gustó mucho más ya que tenía sótano.
Empezamos a desnudarnos y nos acostamos juntos. Después de aquello me dio mucha pena lo que pasó después, ya que realmente me había prendado un poco.
-Ha sido maravilloso, pero me acabo de dar cuenta que ni siquiera sé tu nombre.
-Tom, me llamo Tom. ¿Y tú preciosa?
-Lo siento mucho.
Llegué a casa cansada pero en estado de felicidad absoluta.
-¡Mamá! Ya llegué.
-¿Tienes todo cariño?
Y empecé a reír.
-Si. Ya me he traido sus labios, ojos, nariz y boca. Ya podemos empezar a crear al hombre perfecto.