Voy caminando por un pasillo. Es un pasillo muy largo. Veo luz al fondo, parece que es una salida… no lo sé, todo me da vueltas. Estoy a punto de llegar… Pero… no es ninguna salida, son… unas luces… luces de emergencia en el pasillo. Miro hacia adelante… vuelvo a ver oscuridad.
Sigo caminando. Escucho unos pasos. Me detengo. Creo que alguien me está siguiendo. No oigo nada. Sigo caminando. Abro los brazos y voy tocando las paredes, al menos sé que sigo en el pasillo. Veo otra luz a lo lejos. Las paredes empiezan a estar húmedas y desconchadas. Noto que se van deshaciendo con el roce de mi mano. Oigo un crujido suave. Llego a otra luz de emergencia. Puedo ver lo que hay a mi alrededor… paredes sucias y más pasillo. Respiro. Me agarro a las paredes y continúo.
Siento el eco de mis zapatos. Ya veo la otra luz. ¿Pero que…? Se ha apagado. Ya no veo nada... Oigo unos pasos. Me están siguiendo… ¡Alguien me está siguiendo! ¡Quiero salir de aquí! Empiezo a correr, pero mis piernas están pesadas, no puedo ir más rápido. Se está acercando. No las controlo… no puedo controlarlas. Me tiro al suelo, contra la pared y me cubro con las manos y entonces pasa corriendo delante de mí… Se aleja. Pero le sigo oyendo. Va hacia adelante y hacia atrás. Oigo como un… crujido. ¡Las luces han vuelto! Puedo verle. Se ha parado justo delante de una de las luces. Yo le conozco… Viene hacia aquí. No puede verme. Vuelvo a pegarme a la pared. Escucho como se acerca. Me tiembla la boca, los dientes… Me va a escuchar. Me muerdo la mano. Sigue acercándose. Camina lento. Va a pasar por delante. Muerdo con fuerza. Me duele. Pasa por delante. Por favor que no me encuentre. Me duele. Pasa de largo. Sigue caminando lento, pero se aleja… Se aleja. Mi mano… está sangrando… Me tiembla mucho. ¡Los pasos corren! ¡Vuelve! ¡Me agarra! ¡Suéltame! ¡Déjame! ¡Suéltame!
– Elisa se agita en la silla mientras continúa gritando cada vez más fuera de sí. Una mano se posa suavemente en su hombro y le dice al oído - ¡Elisa! ¡Elisa! Escuche mi voz. Elisa, ¿Me oye? Tranquila. Está a salvo, no hay ningún peligro ni nadie que pueda hacerle daño. Relájese. Eso es. Le diré lo que vamos a hacer. Voy a contar hasta tres y cuando llegue a tres despertará y no recordará haber estado jamás en el sótano de la vieja estación. No recordará nada de lo que vio allí dentro ni recordará a esa persona que intentó hacerle daño. Cuando cuente tres todo detalle del secuestro desaparecerá de su memoria. Cuando cuente tres usted volverá a ser la Elisa de siempre, sin miedo, sin tormentos. Cuando cuente tres despertará y volverá a sentirse a salvo ¿Preparada Elisa? Escuche mi voz. Uno… dos… - Se cruje los nudillos - Tres.