Algo interrumpe mi sueño.
Un estallido.
Mil pedazos de cerámica deslizándose por el suelo de madera.
Me incorporo, apartando un poco las sábanas.
Vivo solo y el silencio siempre suele ser más que absoluto.
Jadeo.
La ventana está abierta, sin yo recordar haberla dejado así. Y el frío que se cuela ignora que sea verano, contrayendo mis músculos y haciéndome pequeño.
Tan pequeño que, justo después, me asomo bajo la cama, por si acaso.
Estoy nervioso, sin saber por qué.
Trato de tranquilizarme.
Me tumbo, cierro los ojos con fuerza y pongo mi almohada sobre ellos.
Pronto me calmo.
Antes de hacerlo por completo y abandonarme a la noche, un crujido me desvela.
Me vuelvo a incorporar, de un sobresalto.
Inspiro profundamente.
El cielo se tiñe de rojo.
La puerta de casa está abierta.
Restriego mis ojos para asegurarme de no estar imaginándomelo todo.
Después, me bloqueo.
Mis lágrimas se ocultan debajo del párpado inferior.
“No-sé-qué-hacer”
Oigo pasos acercándose, así que, siguiendo mi instinto, me acuesto sin hacer ningún ruido.
Minutos después, de angustia infinita, la puerta de casa se cierra.
“Han cogido lo que han querido y se han ido”, me convenzo.
Estoy a punto de llamar a la policía cuando vuelvo a sentir una presencia.
No hay nadie a simple vista, pero sé que hay alguien ahí, justo enfrente del armario.
Aprieto la mandíbula y se me eriza la piel.
“Es solo tu imaginación. Es solo tu imaginación”, repito, en voz alta, ignorando mi sensación.
Pero algo se abalanza sobre mí mientras lo hago. Intento defenderme, pero no hay cuerpo que apartar ni manos que detener.
Solo un cuchillo que me atraviesa una y otra vez, sin descanso.
Mi propia sangre nubla mi vista y brota a borbotones en mi pecho. Los cortes desgarran la dermis.
“No-quiero-morir”, agonizo.
Despierto, sudando. Con taquicardias y ganas de salir corriendo.
Terror y angustia, son las palabras adecuadas.
Suelto un grito espontáneo, que nadie escucha.
“Solo una pesadilla”, me digo, aliviado.
Miro a mi alrededor. Todo sigue ahí.
La ventana cerrada.
El jarrón en su sitio.
El cielo, nublado y azul.
La puerta de casa está abierta.